A cuatro semanas para las elecciones generales del 23 de julio, crece el optimismo en el PSOE. Los socialistas, que sufrieron un duro revés en los comicios municipales y autonómicos del pasado 28 de mayo y perdieron el poder en territorios clave como Extremadura o la Comunidad Valenciana, creen que esta tendencia se ha conseguido revertir y que todavía hay partido. De esta manera, pese a que el PP de Alberto Núñez Feijóo sigue liderando las encuestas, la diferencia entre ambas formaciones cada vez es más estrecha.
Un giro de 180 grados que desde el PSOE explican por diferentes factores. En este sentido, uno de los motivos que más esgrimen desde Ferraz es que el PP se ha estancado en la intención de voto a raíz de los múltiples pactos que han alcanzado los populares con Vox en varias comunidades autónomas y ayuntamientos. Una alianza de la derecha y la extrema derecha que, según fuentes socialistas, sirve tanto para confirmar que Feijóo se dejó su moderación en Galicia, como para cortar el trasvase de votos que se les escapan al PP. En este último punto, el PSOE cifraban esta pérdida de votos en un 9% respecto a las últimas generales de 2019, pero consideran que se ha detenido y que estos votantes están regresando a sus filas.
Para ser más precisos, según subrayan fuentes de la dirección del PSOE, han detectado esta tendencia en los sondeos internos que manejan, desde hace 10 días, es decir, cuando se hizo público el primero de estos pactos entre PP y Vox, en la Comunidad Valenciana. A partir de ahí siguieron otros en Baleares y Aragón que han situado a dirigentes de Vox en la presidencia de estos parlamentos autonómicos, con todo lo que ello conlleva y que ya ha generado gran indignación en la ciudadanía por el perfil ultra de los pupilos de Abascal.
Además, Vox ha alcanzado responsabilidades de gobierno en 140 ayuntamientos, después de las elecciones del 28 de mayo, entre ellos cinco capitales de provincia: Valladolid, Burgos, Guadalajara, Toledo y Ciudad Real, que gobernará con el PP.
En este sentido, destacan que la movilización del electorado progresista está adquiriendo cada vez más fuerza y relevancia. Esto se debe, insisten, en gran medida por los pactos establecidos entre el Partido Popular y Vox, ya que la población comienza a percibir de manera palpable las consecuencias concretas que acarrean estas alianzas.
La sociedad está tomando conciencia de los efectos directos que se desprenden de la colaboración entre estas dos fuerzas políticas de derecha. Los ciudadanos están comenzando a comprender que estos pactos pueden tener un impacto significativo en el desarrollo de políticas públicas y en la protección de los derechos y libertades fundamentales.
Esperan una movilización masiva de la izquierda
Y precisamente la movilización del electorado progresista es otro de los motivos de peso que citan desde Ferraz para creer que el 23J pueden evitar un gobierno de Feijóo y Abascal. En este sentido, a diferencia de la campaña del 28 de mayo, el principal objetivo del PSOE es que la gente que vive en zonas que históricamente han votado opciones de izquierda acudan a votar en un porcentaje mucho mayor de lo que lo hicieron en las autonómicas y municipales.
De hecho, ya este domingo el propio Pedro Sánchez incidió sobre esta idea durante la entrevista que concedió al programa ‘Lo de Èvole’, de laSexta. “Preveo una participación por encima del 70%. Ente el 73% y el 76%”, vaticinó el líder del Ejecutivo, mostrándose convencido de que la participación será alta y también que en estos comicios habrá una mayor movilización en los barrios populares de la que hubo en las municipales y autonómicas del 28 de mayo.
En este sentido, las fuentes consultadas indican que el 28M apreciaron una diferencia de movilización del 20% en distintos puntos de las mismas ciudades, en favor de las zonas que habitualmente votan mayoritariamente a la derecha. Esa circunstancia es a la que le quieren dar la vuelta en Ferraz y a la que se agarran para lograr un resultado positivo.
Este lunes, al ser cuestionada sobre las últimas encuestas que muestran una leve recuperación del bloque de la izquierda, la ministra de Educación y Formación Profesional y portavoz del PSOE, Pilar Alegría, se mostró convencida de que el PSOE va a ganar las elecciones e indicó que utilizarán la campaña electoral para explicar las políticas que han puesto en marcha a lo largo de la legislatura y también aquellas que quieren consolidar en los próximos años.
Cataluña y Andalucía, las regiones clave en la carrera a La Moncloa
Por último, estas fuentes también destacan que el futuro del Gobierno de coalición depende en gran medida de los resultados en Cataluña y Andalucía. Estas dos comunidades autónomas han sido tradicionalmente los bastiones donde el PSOE ha cosechado sus mayores triunfos en las elecciones generales. No obstante, a día de hoy en ninguna de estas regiones se puede garantizar una movilización del electorado socialista, de ahí desde Ferraz, en coordinación con el Partido de los Socialistas de Cataluña (PSC) y el Partido Socialista de Andalucía (PSA), hayan optado por redoblar sus esfuerzos de cara a la campaña electoral.
En concreto, en lo que compete a Cataluña, el análisis del voto en esta región se ha convertido en una tarea sumamente compleja en los últimos años, caracterizando a esta región de España como el epicentro de la volatilidad política y una auténtica encrucijada en términos electorales. Tanto los partidos políticos como los bloques de apoyo han experimentado cambios significativos, generando un panorama político impredecible y en constante evolución.
Con la excepción del año 2017, el Partido de los Socialistas de Cataluña (PSC) ha logrado mantener resultados relativamente estables, posicionándose en torno al 23% del voto y contando con aproximadamente 700.000 apoyos. No obstante, los socialistas estiman que el 23J deberían conseguir alrededor de un millón de apoyos.
Por último, en Andalucía, la llegada de Moreno Bonilla al Palacio de San Telmo en enero de 2019, seguida por su aplastante mayoría absoluta obtenida en 2022, parecía haber sido el golpe final a más de cuatro décadas de hegemonía socialista en la región. Sin embargo, contra todo pronóstico, el pasado 28 de mayo el PSOE logró resurgir de las cenizas, recuperando más de 400.000 votos que habían perdido en las elecciones autonómicas del año anterior.
Este inesperado resurgimiento ha generado una incertidumbre que se cierne sobre el panorama político andaluz. La gran interrogante radica en la capacidad de los socialistas andaluces para capitalizar este respaldo local y transferirlo con éxito a las elecciones generales, incluso superando sus propios resultados. La clave reside en su habilidad para atraer a una parte significativa del electorado que se encontraría a la izquierda de los socialistas.