Más allá de los prolíficos discursos y los metódicos actos protagonizados por los grandes rostros del partido, el 41º Congreso Federal del PSOE ha trabajado decididamente en el blindaje constitucional de un sinfín de derechos sociales adquiridos con el tiempo y puestos en tela de juicio por PP y Vox en todos aquellos territorios en los que han gobernado y gobiernan. Tal y como ha anunciado Ferraz, las grandes medidas incluidas en la hoja de ruta del PSOE tras debatirlas en las comisiones privadas que tienen lugar este fin de semana en Sevilla son el blindaje en la Constitución "de la revalorización de las pensiones, el matrimonio homosexual, la interrupción voluntaria del embarazo, y la paridad de género en las instituciones".
"Los consensos construidos durante años por las mayorías de nuestro país no pueden estar al albur de la agenda regresiva de unos pocos", sostienen estas mismas fuentes. "También situaremos el acceso a la sanidad pública universal al mismo nivel jurídico que el derecho a la educación, bloqueando cualquier intento de privatización del Sistema Nacional de Salud y de los diversos sistemas autonómicos, blindaremos la titularidad pública permanente de las viviendas de promoción pública, incluiremos en la Constitución el derecho a la seguridad climática y al agua potable, y el derecho de las generaciones futuras a heredar un planeta saludable y sostenible", sentencian.
Una declaración de intenciones que supone una batalla política contra la derecha, especialmente aquella de tintes confesionales que bajo el paraguas de pseudoasociaciones marcan actualmente el panorama político con el permiso de un PP absolutamente plegado a esta forma de hacer política. Una declaración de intenciones para luchar contra prácticas como la contratación abusiva de emergencia que sacude actualmente al presidente de la Junta de Andalucía en el Sistema Andaluz de Salud (SAS). Una declaración de intenciones, en definitiva, que reafirma los pilares del estado del bienestar tantas veces enumerados por un Pedro Sánchez empeñado en seguir construyendo país en la misma dirección que hasta ahora.
Por el momento, estas medidas, adoptadas en el máximo órgano consultivo del partido, no son más que voluntades, para las que habrá que buscar mayorías parlamentarias cada vez más difíciles de hallar en un momento de fragmentación en el Congreso que amenaza con convertir en inoperante cualquier medida del Ejecutivo. No obstante, y haciendo "de la debilidad virtud", como le gusta decir al propio Sánchez, el Gobierno sigue consiguiendo rentabilizar mensajes, equilibrar su aritmética variable en beneficio propio y mirar al horizonte sin cerrarse a conseguir encauzar ninguna negociación compleja -incluidos los Presupuestos Generales del Estado-.
La lucha contra el lawfare marca el Congreso
Más allá de lo consultivo y las comisiones de trabajo, si el socialismo español ha hecho gala de una causa concreta en este Congreso ha sido de la lucha contra el lawfare. La guerra judicial que ha planteado la derecha, con la imputación de la mujer y el hermano del propio Pedro Sánchez, o la previsible de cuadros del partido en causas como la de Koldo o la de las filtraciones sobre la confesión del novio de Ayuso, debe ser denunciada, coincidían ya desde este viernes todas las voces presentes en el cónclave.
"Algo hay que hacer", indicaban en convesaciones privadas. "Está en juego la democracia", exclamaban posteriormente en público. Una decisión que, pese a su complejidad, los grandes plenipotenciarios del presidente no han dudado en hacer propia. La primera fue la vicesecretaria general del partido, vicepresidenta primera del Gobierno y ministra de Hacienda, María Jesús Montero: "Debemos centrarnos en lo verdaderamente importante", reclamaba, exigiendo a Isabel Díaz Ayuso que dé explicaciones sobre el ático en el que vive pagado con dinero público. "Son las mismas mentiras de siempre propagadas por programas de radio, youtube y columnas de prensa. Incluso en sede judicial. Sí, hay que decirlo abiertamente, propagan su odio en sede judicial", le seguía, este sábado, subiendo el tono y la fiereza de las declaraciones, el secretario de Organización Santos Cerdán.
