Ha sido un consejo de ministros complicado. La excepcionalidad de la decretación del estado de alarma ha complicado las cosas, alargando el proceso y obligando a los representantes del Ejecutivo a tomarse su tiempo para delimitar las actuaciones concretas que requiere el país para paliar los daños de la crisis del Covid-19.

Sabiéndose observados, el presidente del Gobierno y su equipo han valorado hasta el último punto que se ha aprobado en el real decreto que se hace efectivo desde este mismo sábado y que durará, al menos, 15 días. Es la segunda vez en la historia de España que se decreta el estado de alarma. La primera fue en 2010, para contener los problemas derivados de la huelga de los controladores aéreos.

Finalizado el Consejo de Ministros, y tras varios recesos que impacientaban a la ciudadanía y hacían explotar a la oposición, que no tardó en condenar que Pedro Sánchez anunciara esta medida excepcional pero pospusiera 24 horas su implantación, ha sido el turno de presentar ante la opinión pública las decisiones adoptadas. Unas restricciones firmes y severas que pretenden acabar con el duro golpe que supone el brote de Covid-19. Una ralentización de la curva de contagios que permita a la sanidad operar lo mejor posible, evitando el desbordamiento y facilitando todos los víveres y espacios que necesiten para contener la pandemia.

A efectos personales, tal y como ha explicado el propio Pedro Sánchez, se confina a la sociedad en sus hogares tratando de que los contagios no se sigan reproduciendo por encima de lo que el sistema público de sanidad es capaz de asumir. Así las cosas, queda suspendido todo el tránsito de personas excepto para trabajar, asistir al médico, comprar medicamentos o alimentos de primera necesidad y una serie de excepciones más de carácter urgente.

Se restringe el ocio y se pasa de la recomendación al carácter punitivo. Para ello, las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado se reunificarán bajo un mando único operado por el Ministerio del Interior. El cierre de ciertas carreteras o tramos es una de las opciones que tendrán los agentes para controlar el tránsito de ciudadanos y contrarrestar el vaivén entre comunidades. El estado de alarma estará liderado por el propio Pedro Sánchez y cuatro de sus ministros más cercanos: Salvador Illa, Fernando Grande-Marlaska, José Luis Ábalos y Margarita Robles.

“Como saben, España se enfrenta a una pandemia que es global y a la que vamos a dar respuesta con todos los recursos sanitarios. Nuestra preocupación es la de salvar a los españoles. Activamos el estado de alarma y no nos va a temblar la mano para tumbar al virus”, ha anunciado el presidente en una rueda de prensa que ha empezado a las 21:00 horas. Posteriormente, el líder del Ejecutivo ha anunciado una serie de medidas “drásticas y que tendrán consecuencias”.

La rueda de prensa ha girado en torno a las medidas adoptadas por el estado de alarma, posponiendo las medidas que se implementarán en cuestión económica al posterior consejo de ministros. “Su declaración afecta a todo el territorio español durante 15 días, que pondrán prorrogarse. Esto quiere decir que la autoridad competente en todo el territorio será el Estado español”, ha anunciado, explicando que “las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, como los agentes territoriales, quedarán bajo las órdenes del ministro del Interior”.

“Asimismo, en cualquier momento en que sea necesario, dispondremos de la actuación del Ejército. Cada administración conservará las competencias en la gestión ordinaria de su servicio, pero siempre en el marco de las órdenes directas del órgano competente”, ha proseguido, reuniendo bajo un mando único todos los servicios necesarios para contener la pandemia.

Finalmente, el presidente del Gobierno ha llamado a la ciudadanía a respetar las órdenes: “Las personas únicamente podrán circular para la adquisición de alimentos de primera necesidad, asistencia a centros sanitarios, asistencia a su lugar de trabajo, cuidado de mayores y dependientes, el desplazamiento a bancos o cualquier otra actividad análoga de primera necesidad”. La circulación, tal y como ha explicado Pedro Sánchez, “deberá realizarse de forma individual, salvo que sean personas dependientes. En cualquier desplazamiento deberán aceptarse las recomendaciones. El ministro del Interior podrá cerrar carreteras por seguridad, así como el acceso de determinados vehículos”.

El aislamiento y el carácter restrictivo de las medidas anunciadas afecta a todo el ocio, obligando al cierre de “toda actividad educativa, establecimientos de hostelería, museos, verbenas…”. También se controlará que en los supermercados se garantice el metro de distancia entre consumidores y trabajadores, así como el acceso a lugares de culto, dependiendo de las características de los centros.

Prometiendo mano firme, Sánchez ha anunciado que “el ministro de Sanidad podrá intervenir transitoriamente industrias o explotaciones de cualquier naturaleza para garantizar el abastecimiento. También podrá practicar requisas personales de forma obligatoria”.  Paralelamente, “el Gobierno de España garantiza el suministro de energía, gas y de alimentación. Todas las infraestructuras críticas podrán adoptar las medidas necesarias para garantizar su servicio”.

“El virus no distingue de colores políticos. Escucharnos no es una opción, es una obligación. Es indispensable para salir victoriosos de esta situación”, ha explicado, concluyendo haciendo un reconocimiento a los profesionales de la salud, a las administraciones, a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, a las Fuerzas Armadas, a los investigadores, a los trabajadores, a los informadores, a quienes cuidan a los vulnerables y a las familias. “Esta es una batalla que vamos a ganar. Lo importante es que el precio sea el mínimo. Unidos, saldremos adelante. Unidos, detendremos al virus”.