El presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, ha respondido a la apelación del líder del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, y lo ha hecho con un contundente portazo a su propuesta para tumbar las posibles modificaciones del delito de malversación. El barón socialista estima que la situación no debe ir demasiado bien por Génova si el líder de la oposición espera que el propio PSOE “les eche una mano”. De este modo, ha recordado al gallego que cada cual “ha de defender su terreno”, negándose a “jalear” presidentes del PP para posicionarse contra Feijóo. “No es el camino”, ha apostillado.

El jefe de la oposición lo intentó el lunes. Las sensaciones apuntan a que el Ejecutivo no cierra la puerta a la reforma del delito de malversación., aunque en Moncloa y en Ferraz se ha impuesto la ley del silencio. Tanto en público como en privado, los socialistas se han limitado a deslizar que estudiarán las propuestas de los grupos, sin concretar siquiera abiertamente que se abren a modificarlo.

Pese a la escasa concreción que se respira en ambientes socialistas, para Feijóo la amenaza es palpable. Ante la creciente sospecha, el líder de la oposición ha optado por ponerse la venda antes de la herida y apeló directamente a la estructura del PSOE. El gallego reclamó la ayuda a sus adversarios políticos para tumbar las posibles modificaciones que emanen de futuras negociaciones parlamentarias, incluyendo no solo a diputados socialistas, sino también a sus barones.

Portazo a Feijóo

La interpelación directa de Feijóo a las baronías del PSOE se ha topado con la primera respuesta. Un portazo rotundo al líder de la oposición formalizado por el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, quien no suele ocultar su diferencia de pareceres con la ejecutiva socialista. A pesar de ello, la llamada del presidente del PP no ha removido absolutamente en el fuero interno del jefe del Ejecutivo castellanomanchego, quien le ha invitado a buscar soluciones lejos del organigrama de Ferraz.

El presidente de Castilla-La Mancha desdeña la petición del líder de la oposición en base a que el PSOE no ha de presentarse como la solución a la “impotencia política” del Partido Popular. Page entiende que cada cual tiene que “defender su terreno”, por lo que ha advertido que a él no le encontrarían “jaleando” a barones y diputados conservadores para que se posicionen contra Feijóo.

“No me parece que ese sea el camino”, ha apostillado un García-Page cuya respuesta no ha estado exenta de dureza. El barón socialista esquiva las cuitas internas de los populares, pero ha augurado un mal escenario si se ven obligados a echar mano de la colaboración del PSOE. “Muy mal deben de andar…”, ha verbalizado el presidente de Castilla-La Mancha, al tiempo que sugería que la posición final de su partido la determinará la “mayoría del grupo”. “Hay que respetarlas. Yo sé lo que pienso y lo digo en minoría”, ha agregado el dirigente autonómico.

En cualquier caso, Page ha remarcado que él ofrece su opinión al entender que es su “obligación democrática”. “Los que nos presentamos a elecciones debemos tener un diálogo abierto con nuestros votantes y quiero que sepan lo que pienso aquellos a los que voy a pedir la confianza. Es lo lógico”, ha esclarecido el socialista.

Dificultades con los independentistas

Sin salirse de los márgenes de los posibles retoques del delito de malversación, Page se ha pronunciado sobre la probabilidad de que se inicien los trámites parlamentarios. El presidente castellanomanchego entiende que estos cambios responden a intereses “difíciles de entender”, aunque pueda estar dotado de un cierto “sentido jurídico”, el debate estará “trufado”.

No obstante, ha resaltado que aún no conoce todos los detalles que envuelven a este asunto, por lo que no puede pronunciarse a fondo, aunque “una cosa es el qué, y otra el por qué”. En este sentido, considera “muy difícil” alcanzar este tipo de acuerdos con formaciones independentistas, dado que él no está en esa necesidad. Lo que sí sugiere es que no pierde de vista “los intereses de ERC”, que son los suyos y, a la postre, “contrarios a España”.