El presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, ha recordado este jueves un encuentro que mantuvo con el presidente de México en funciones, Andrés Manuel López Obrador, en el que, según ha contado, le dijo que "odia a los españoles, odia a España y nunca la visitará".
Así lo ha hecho en la apertura en Toledo de las 'XXIII Jornadas Nacionales sobre la Función Consultiva', donde ha contado la anécdota después de que las autoridades mexicanas no hayan invitado a la toma de posesión de la presidenta electa, Claudia Sheinbaum, al rey Felipe VI por no disculparse por los excesos cometidos por los españoles durante la Conquista.
Page ha contado que se reunió con López Obrador acompañado de José Bono. "Ya empezó raro, nos citó a las 6.30 de la mañana. Me dijeron que tenía insomnio crónico", ha rememorado. "Odio a los españoles y odio a España. Nunca viajaré a España", ha relatado el presidente autonómico que le dijo el mandatario mexicano. Según Page, salió con las manos "en la cabeza".
"Quien reniega de su sangre tiene un problema patológico. Aquí llevamos sangre mezclada todas las sociedades del planeta. Y eso tiene la ventaja de que nos mezclamos, ahí está la riqueza", ha apuntado.
Historiadores tachan de "delirio" y "absurdo" que España tenga que pedir perdón a México por la Conquista
Varios historiadores consultados por Europa Press han tachado de "delirio", "verdadero despropósito" y "absurdo" que España tenga que pedir perdón a México por la Conquista de América, algo que el expresidente de México Andrés Manuel López Obrador, solicitó por carta en marzo de 2019 al Rey Felipe VI.
Ante la polémica generada, el catedrático y miembro de la Real Academia de la Historia Enrique Moradiellos explica a Europa Press que "los Estados tienen relaciones en calidad de Estados" y "no de personas, ni individuos, ni particulares". "Insultar o denigrar o menospreciar al jefe de Estado de un país, con el cual como Estado tiene relaciones, es un hecho verdaderamente inédito y sorprendente", subraya.
El profesor Moradiellos indica que se ha dado otras veces en la Historia. "Hitler insultaba a miles de personas y miles de Estados y miles de razas y miles de colectivos, pero normalmente en las relaciones internacionales, a partir de la experiencia traumática de las dos guerras mundiales, los Estados se respetan y los jefes de Estado son la encarnación y personificación de ese Estado", recalca. A su juicio, no invitar a un jefe de Estado a la toma de posesión de otro "indica un acto de hostilidad y de resentimiento que dice más de quien lo provoca y hace, que de quien lo recibe".
En cuanto a la petición de perdón, el catedrático Enrique Moradiellos señala que "considerar 500 años después que aquel proceso sigue vivo como motivo de agravio es un sinsentido histórico y político". "Aquellos 200.000 españoles que, a lo largo de un siglo pudieron llegar a América entre los finales del siglo XV, XVI y XVII, no más, y que se difundieron, conquistaron, colonizaron, aculturaron, se implantaron, se hicieron tan criollos y tan americanos que aquel que nos pide o pide a todos el perdón es hijo de uno de ellos, no de aquellos que nos quedamos en la Península", argumenta.
Para el catedrático, es un "verdadero despropósito" pues sería como si los españoles exigiesen una disculpa a los franceses por la invasión de 1808-1814 hace 200 años. "Pedir nosotros tal cosa nos abocaría a un sistema recurrente de peticiones de perdón por los agravios cometidos que nos llevaría probablemente, metafóricamente, al momento en el cual Adán y Eva fueron engañados por la serpiente. ¿Por qué? Sencillamente, porque todos hemos sido conquistados e invadidos", sostiene, al tiempo que añade que es un "delirio".
El profesor Moradiellos critica que México --que no existía como tal cuando los europeos descubrieron América-- no "recuerde" a Estados Unidos ni le "eche en cara" la "amputación" en el siglo XIX de Texas, Arizona, Nevada, Colorado, California, Utah, Nuevo México, "todo eso que era del México hispano". "A veces estas operaciones encubren que eres incapaz de poner orden en tu propia casa y como es muy duro decir que 'soy incapaz', dices que la culpa es de alguien y si es posible de alguien conocido y lejano y que no moleste. No vayamos a echar la culpa de lo que pasó en México a un vecino del norte muy problemático", dice el profesor, que cree que "son operaciones políticas".