Mariano Rajoy se lo está pasando bien desde que fue defenestrado como presidente del PP. El otrora líder del Ejecutivo, relegado por la corrupción y tras una moción de censura histórica que cambió el signo del Gobierno hasta ahora, ha aprovechado su turno de palabra en el XX Congreso del PP para dar buena muestra de su capacidad oratoria, salpimentada con una ironía ácida convertida en marca de la casa cuando el gallego está tranquilo: "Siempre guardaré un espacio muy grande de mi corazón al PP. Venir hoy, en un momento tan importante para el partido y para España, es una enorme satisfacción. En mi despedida os dije que me apartaba, pero no que me fuese a ir. Sigo estando a disposición de todos para aportar lo que se me pida. Siempre a disposición de todos y muy dispuesto a estorbar lo menos posible".

El expresidente, mucho más tranquilo que durante las postrimerías de su vida política, ha bromeado, ha reído y ha hecho reír: “Yo estaba acostumbrado a dar instrucciones, aunque algunas no se entendiesen muy bien, pero ahora las acataré gustosamente", ha expuesto el expresidente, dispuesto a formar parte de las decisiones en las que la nueva cúpula quiera que forme parte. "Quiero pediros que acompañéis a Feijóo como lo hicisteis conmigo, no más", ha indicado. "No es posible. Con que le apoyéis tanto como a mí ya será muchísimo. Él se ganará ese apoyo como ya se ha ganado una ola de entusiasmo por parte de muchísimos españoles", ha proseguido.

Además, y fiel en su defensa de la candidatura de Feijóo, el expresidente del Gobierno ha recordado cuándo conoció al próximo líder del PP: “Su capacidad está acreditada. Le hemos escogido como el mejor para liderar esta nueva etapa del PP, pero aún así necesita de todos. Nadie puede hacer su trabajo sin la ayuda de los demás. Todos conocemos a Alberto desde hace mucho tiempo y probablemente yo sea uno de los que más le conozca. La primera vez que nos encontramos fue hace tiempo, cuando yo era vicepresidente de la Xunta y estaba en mi despacho frente a la Catedral de Santiago. Allí se presentaron dos funcionarios muy cualificados con un catálogo de reivindicaciones. Uno de ellos era Alberto Núñez Feijóo. De sus demandas no me acuerdo y creo que no le hice mucho caso, por lo que espero que no me lo tenga en cuenta, pero sí recuerdo que pensé que quería ficharlo".

Chascarrillos y memorias aparte, en el punto en el que el exdirigente sí se ha querido centrar es en la necesidad de acabar con el ruido mediático en torno al PP, las tramas de espionaje, los juegos palaciegos y las revanchas subterfugias: "Los grandes partidos se hacen con tolerancia, lealtad y respeto. No somos iguales, pero somos compañeros, y los compañeros solucionan sus diferencias con acuerdo y lealtad. Eso es lo que siempre nos ha hecho grandes y útiles para la sociedad española", ha expuesto el expresidente. “Si estamos divididos, perdemos siempre. Mantener esa unión es una responsabilidad de todos: del líder, de su dirección, de los cuadros, de los dirigentes y de los militantes. Somos un partido democrático en el que todas las divergencias tienen cabida, salvo las referentes a la unión del partido”, ha añadido. 

Palabras con las que todo el mundo ha mirado a Pablo Casado e Isabel Díaz Ayuso, contendientes de un cruce de acusaciones que acabó con el primero besando la lona orgánica del PP y con la segunda debiendo enfrentarse a un rival de muchísima más envergadura: la justicia. Sin embargo, y sabedor del papel que le toca jugar, Rajoy ha querido reconocer el mérito de Casado y de su dirección saliente al enfrentarse a un momento tan difícil para el partido: “Todos formamos parte de esta historia, también Pablo Casado. Él presidió este partido en situaciones de extrema dificultad y debo valorar su entrega, dedicación y entusiasmo a la hora de defender las siglas de nuestro partido. Todos debemos asumir nuestro legado para repetir lo bueno y evitar lo malo. Aquí no hay adanes, pese a que florecen por doquier en la política española. Tenemos muchos más motivos para sentirnos orgullosos que para arrepentirnos".

Una garantía frente al populismo

Como ya hiciera previamente José María Aznar, así como el propio Feijóo y la gran mayoría de los presidentes autonómicos a lo largo de sus intervenciones, el expresidente Rajoy ha querido recordar que el PP es un partido de “mayorías”, cuyo ADN pasa por gobernar necesariamente y no contentarse con servir de forma “chantajista” a los españoles: “Por todas partes proliferan las formaciones que aparecen y desaparecen. Frente a tanta división y tanto localismo, el PP es el único capaz de levantar un mensaje común para todos los españoles independientemente de su procedencia y su lengua”.

"Nosotros somos un partido de Gobierno, que no aspira a chantajear a quien no ha tenido los votos suficientes. Queremos gobernar y queremos hacerlo con mayorías. Nos han confiado muchas veces las llaves de muchos ayuntamientos y gobiernos, y ahora nuestra prioridad es volver a gobernar en España. A poco que hagamos las cosas con un cierto tino, ese objetivo está en nuestra mano. No lo olvidemos, no aspiramos a menos de ninguna de las maneras. Ese es nuestro ADN", ha sentenciado.