Ni el ayuntamiento ni la Comunidad quieren tomar cartas en el asunto. Las asociaciones de hoteles y hostales presentaron ya el año pasado una denuncia sobre 30 alojamientos piratas que se anuncian por Internet. No tuvieron éxito. Ahora preparan un nuevo informe sobre otros 600. Calculan que en Madrid hay 3.000 apartamentos particulares sin licencia ofertados para turistas de todo el mundo, un promedio de 12.000 plazas frente a las 40.000 con que cuentan los alojamientos legales, hoteles, hostales, pensiones y casas de huéspedes. ¿Y si pasa algo? ¿Si hay un incendio o cualquier otro tipo de percance? “A ver qué dice entonces el Ayuntamiento”, manifestaban a ELPLURAL.COM profesionales de la hostelería.

En 2012 hoteleros y hosteleros, propietarios de pensiones y de casas de huéspedes presentaron 270 denuncias por la actividad de 30 apartamentos privados de Madrid ofertados en portales del tipo de Booking en Internet, y ocupados por turistas extranjeros y nacionales. La reclamación se presentó ante la correspondiente Junta de Distrito, bomberos, Consumo, Dirección General de Turismo, Delegación de Gobierno. “La respuesta consistió en echar balones fuera - explican las mismas fuentes- . Estamos instando a la Administración para que actúe, pero se muestran remisos. Para cada uno de los casos que se plantean, hay que abrir un expediente, seguirlo, ver qué hay, sancionarlo o no… Y con los recortes, te dicen que no hay funcionarios”.

Sanciones solo a los legales
Frente a esta economía sumergida en el ámbito del alojamiento turístico “omitida” por la administración local, sí que los hoteleros sufren sus correspondientes inspecciones. “Te encuentras esta oferta alojativa intrusista en Booking o en Atrápalo mezclada con la de hoteles y hostales legales. En paralelo, el Ayuntamiento y la Comunidad dirigen sus inspecciones y sanciones, cuando las hay, a los establecimientos legales y contra estos “piratas” no actúan. Dicen que es difícil”.

“Se ignora siquiera si tienen extintor”
“Pero claro, añaden los hosteleros, lo que se pretende en primer lugar es que quienes se alojen en este tipo de apartamentos tengan los mismos derechos que los que se alojan en hoteles legales y que estos apartamentos cumplan unas normas. Si a un hotel le clavan 600 euros porque la limpiadora ha cambiado de sitio el extintor para quitarle el polvo y no lo ha puesto de nuevo en su sitio, en el caso de estos “piratas” no sabemos siquiera si tienen extintor”. Otro ejemplo: “Ahora el Ayuntamiento reclama que los establecimientos hoteleros tengan puertas contra incendios, pero en el caso de estos otros alojamientos no convencionales, ignoramos si la colcha es ignifuga. Nadie sabe cómo operan. Te enseñan un contrato de arrendamiento, pero legalmente no es un arrendamiento urbano que exige una fianza. Aquí piden un depósito que en ocasiones se lo quedan y en otras lo devuelven. En un arrendamiento urbano pactas un régimen de obras, aquí no hay nada de esto”.

“Pago en negro, tercermundismo…”
Entre estos apartamentos se han encontrado todo tipo de ofertas: “apartamentos magníficos y otros auténticamente tercermundistas. En unos se paga IVA y en otros, parece que se paga en negro. El tema empieza con particulares que ceden sus viviendas o estudios a empresas gestoras que cobran la limpieza y se quedan con un canon. El problema es que si no se han cumplido las expectativas de lo que se ha contratado ¿a quién se puede reclamar? Ellos dicen que son alojamientos privados, pero nosotros mantenemos que el cliente tiene el rango de consumidor”.

Sin garantías
Pero los mayores problemas se ven en el tema de seguridad y no solo por la falta de control de las condiciones en que se encuentren los alojamientos. “¿Qué ocurre si tu llegas con tu maleta, te vas a dar un paseo y al volver ya no está? Pues que te has quedado sin ella, porque existe una responsabilidad del empresario hotelero por equipajes establecida con carácter general en el Código Civil, pero en este caso ¿quién es el empresario?”

Anonimato y falta de información
Otro asunto peliagudo es la carencia de control al no rellenar la ficha de entrada y salida a la que accede la policía. “Aquí se puede meter cualquiera sin que nadie lo sepa”. Dicen que puede pasar de todo, sin que haya información sobre si se trata de una persona buscada o si esa persona tiene algún problema grave, sin que nadie se entere. El anonimato de estos alojamientos da pie a estas situaciones. “Un hotel legal cuenta con su ficha de entrada y salida”.

La policía no puede controlar
Los hosteleros denunciaron también esta situación en unas jornadas de formación policial. Los agentes pidieron información a las asociaciones y con los datos que les facilitaron hicieron un seguimiento de alguno de estos locales “verificando tras interrogar a los clientes las irregularidades frente a la negativa previa de los gestores de que hubiera actividad alojativa alguna. Pusimos de manifiesto un agujero de seguridad. Pero lo más que pudieron hacer fue sancionarles por no rellenar la ficha”, añaden.

La Administración “pasa”
Con las 30 primeras denuncias presentadas por el sector profesional, lo cierto es que no ocurrió nada. Comentan fuentes del sector que “la visión del Ayuntamiento o de la Comunidad es que como no se publicitan como hoteles, o como hostales o pensiones o casas de huéspedes, ni siquiera como apartamentos turísticos… no se ocupan de ellos. Vale, pero si yo les digo por ejemplo que entre el aeropuerto y Madrid hay coches que trasladan viajeros por un dinero, no me diga que no hace nada porque no llevan el cartel de taxi, serán taxis piratas ¿no? Pues esto es lo mismo. Si se están publicitando, la actividad es pública y notoria”.

Nadie controla
La oferta turística que se plantea no es más barata que la oficial porque el alojamiento puede encontrarse en plena Puerta del Sol. “Pagas la ubicación aunque solo tengas un ventanuco y no sé qué condiciones de suciedad. En Internet se ven también todo tipo de opiniones, comentarios sobre el magnífico alojamiento o al contrario, que han metido camas hasta en el recibidor… o que las sábanas tenían pelos. Pero no hay a quien exigir, ni nadie controla”.