Desde que se anunciaran las próximas elecciones generales, la figura del expresidente socialista, José Luis Rodriguez Zapatero, ha resurgido con fuerza en la esfera política, llegando incluso a marcar el paso de la campaña. El primer ejemplo se vivió en el programa de Carlos Herrera en la COPE, cuando el que fuera presidente del Gobierno en dos legislaturas seguidas reivindicó el papel del socialismo, y en concreto de su Ejecutivo, en el fin de ETA. Tal fue la acogida de la claridad y la vehemencia de Zapatero, que el PSOE tomó nota y empezó a replicar esa estrategia de desmentir tajantemente determinadas cuestiones, poniendo además en valor al que es su principal activo político actual: Pedro Sánchez.

El presidente del Gobierno ha acudido estas últimas semanas a programas televisivos especialmente críticos con él y que en ocasiones han llegado a servir de altavoz de mensajes políticos del PP y Vox, como El Hormiguero de Pablo Motos y El Programa de Ana Rosa. Con una tensión inicial palpable, el líder del Ejecutivo fue a ambos platós a terminar con todo el ruido generado en torno a polémicas como su uso del avión oficial Falcón y a hacer gala de una de sus principales fortalezas, cada vez más desarrollada: su papel como portavoz para debatir y rebatir. Arrepintiéndose en público de no haberlo hecho antes, el presidente ha podido sacar pecho en espacios de prime time de la subida del SMI, de la bajada del sentimiento independentista en Cataluña, de la reforma laboral, así como de la ausencia de corrupción en el seno de su Gobierno. Sánchez ha sido capaz de dejar así inhabilitada la figura de Mariano Rajoy, si el PP quisiera utilizar un perfil institucional como el de Zapatero para su campaña, al tiempo que remueve los dos grandes lastres de los populares: las tramas Kitchen y Gürtel. En este sentido, además, Zapatero supo contextualizar en los últimos días en una respuesta a la periodista Susanna Griso que el caso Mediador que se trata de un caso aislado de un diputado regional y que poco tiene que ver con la “operación parapolicial” presuntamente ordenada en 2013 desde el núcleo del Gobierno de Rajoy.

Los socialistas se apalancan en la idea fuerza “Adelante”, utilizada como lema para representar su opción de futuro viable frente a la posibilidad de volver a argumentos de hace décadas vinculados a la falta de necesidad de reivindicar la diversidad sexual, la igualdad de las mujeres o la igualdad de oportunidades para los colectivos con menos recursos económicos.

Un PP rural encadenado a Vox  

Si un mensaje consiguió colocar el líder popular, Alberto Núñez Feijóo, en su turno en el programa de El Hormiguero fue que él sería el primer presidente del mundo rural en la Moncloa. Haciendo un reclamo así al hemisferio temático de La España rural. Feijóo también ha conseguido poner de relieve su postura respecto a la cuestión de Marruecos, sin embargo, pocas son las nuevas medidas económicas o sociales que ha expuesto en los medios de comunicación. Sí ha hablado, y mucho, de la derogación de medidas adoptadas en la presente legislatura, como el impuesto a las grandes fortunas, la excepción ibérica o la actual ley trans. Precisamente, una de las causas de la pérdida de fuelle del candidato popular reside en que la crítica al actual presidente del Gobierno ha centrado sus intervenciones en sus apariciones mediáticas y, mientras, los medios se encuentran haciéndose eco de algunas de las consecuencias de los pactos del PP con Vox en más de un centenar de municipios.

El último asunto viral ha sido el relacionado con la censura en distintas obras de teatro o la retirada de películas de cine, un hecho que se ha producido en lugares como Valdemorillo (Madrid) donde el Ayuntamiento ha cancelado la obra Orlando de Virginia Woolf, o en Bezana (Cantabria) donde se ha retirado la película infantil que muestra un beso entre dos mujeres, Buzz Lightyear, de la oferta de cine de verano del municipio. Bajo el lema #StopCensura distintas figuras de especial relevancia en el mundo de la cultura han puesto de manifiesto el riesgo en términos de libertad de expresión que tiene cancelar obras relacionadas con el feminismo o la diversidad sexual.

Como lema, el PP ha elegido el eslogan reciclado “Es el momento”, ya utilizado por Feijóo en Galicia y con el que pretende conseguir el mismo resultado que en su tierra natal. Al tiempo, el gallego se abandera como la alternativa para “el cambio sensato”, una idea que en su momento fue la insignia en 2016 de un Ciudadanos liderado por el ya extinguido Albert Rivera. No obstante, sus pactos con la formación de Santiago Abascal dan poca credibilidad a esta vertiente del argumentario popular.