Esta vez por suerte no tocaba que determinados opinadores empeñados en utilizar la seducción física de Pedro Sánchez en contraposición a su maldad  intelectual insistieran en sus argumentos. Lo cierto es que el presidente del Gobierno reventó la puesta en escena de los líderes territoriales del Partido Popular, que acudieron el viernes pasado a la XXIV Conferencia de presidentes en Salamanca anunciando, previo a su inicio, el reparto de 3,4 millones de vacunas antes de que acabe este mes y felicitándose por el compromiso de todos por acelerar el rotundo éxito de la vacunación.

Los barones populares llevaban como argumentario principal que el nivel de dosis administradas no era el adecuado porque las comunidades son capaces de ir más allá. Reproche que guardaron en el bolsillo ante el adelanto de la declaración de Sánchez sobre el que la prensa afín a la derechona estuvo rezongando por anti protocolario, pero que dejó a los populares sin ese argumento para escandalizarse. Además, el presidente del Gobierno adelantó buenos pronósticos para la economía, dejando a la oposición con ganas de pelea, pero con menos argumentos.

Y es que las cosas están yendo mejor. La vacunación permite frenar los efectos más lesivos de la enfermedad y las buenas gestiones con Europa nos proporcionan un horizonte positivo para el crecimiento y la recuperación de los recursos en todos los sectores de la actividad. Menuda diferencia con la crisis anterior que tuvo que afrontar el Gobierno del PP cuando se volcó en facilitar la vida a las entidades bancarias en detrimento de los ciudadanos.

La gestión económica del Gobierno sigue vías muy diferentes. Con razón, Yolanda Díaz, vicepresidenta segunda, titular de la cartera de Trabajo y líder de Unidas Podemos, advertía recientemente en una entrevista: “El empleo, la precariedad y la vivienda son el pulmón social por el que se está desvertebrando un modelo que ya no es el de nuestros padres. El Gobierno progresista no puede funcionar con las reglas de juego marcadas por el neoliberalismo. Por primera vez, una crisis económica no se salda con un ajuste enorme del empleo”.

En esa onda es en la que el Ejecutivo puede avanzar en común, saltando sobre esas cortapisas conservadoras basadas en las orejeras de la intolerancia. El socialista Ander Gil, recién nombrado presidente del Senado, dejó claro en otras declaraciones, cómo la visión progresista facilita la vida a los administrados. En referencia a Cataluña dijo que “los indultos ya están sirviendo para bajar los decibelios y para resituar un problema territorial en el campo de la política y sacarlo del ámbito judicial”.

Tenía razón. La derecha debería tomar nota, cambiar el chip y mirar en clave de futuro porque se está quedando atrás rumiando desaires y tramando venganzas. El siguiente paso, sería la aprobación de los presupuestos que, con la buena voluntad de todos, beneficiaría al país. Más valdría al PP que se dejara de conspiraciones rancias.