La convención del Partido Popular está convirtiéndose en un polvorín. De la larga lista de representantes internacionales que tendrán la oportunidad de ejercer como ponentes en esta puesta en marcha de la nueva estrategia de Casado para asaltar La Moncloa, todos los que ya han prestado sus servicios al llamamiento de Teodoro García Egea han mostrado un camino indispensable a Génova si quiere recuperar el respeto europeo: con los populismos, en clara referencia a Vox, no. Un imperativo que ha contrastado este martes, segundo día de convención, con la presencia de Alejo Vidal-Quadras, fundador de la extrema derecha española, entre los encargados de debatir el encaje del sistema autonómico con la lucha frente a los nacionalismos.

El propio Vidal-Quadras se ha mostrado sorprendido por la invitación al inicio de su intervención: “Agradezco de verdad a Pablo que me haya invitado, porque hacía siete años que yo no hablaba en un acto de ámbito nacional del que fue mi partido durante 31 años, aunque no siempre me plegase a la línea oficial. Esta es una ocasión muy especial, y, además, experimento una sensación agradable estando con vosotros. Todos tenemos sentimientos y yo os echo de menos”, ha manifestado, en el preludio de lo que parecía una intervención más para adecentar el legado del PP y promocionar la figura de Casado en las próximas elecciones generales.

Pasado el primer minuto de agradecimientos, el fundador de Vox, fiel a su estilo, se ha encargado de borrar las sonrisas y adelantar que no actuaría como un figurante más del engranaje popular: “He de decir que el título de esta sesión es equívoco y los que lo han redactado han caído en algo cercano a la ingenuidad, lo que, cuando se aspira a gobernar, no es aconsejable. Tampoco es conveniente cuando queremos enderezar la lamentable situación en la que se encuentra España”, ha explicado, añadiendo que su crítica se cimentaba en la conjunción “frente” -la ponencia llevaba por nombre la frase “unidad nacional y Estado autonómico frente al nacionalismo”-, ya que, según él, “el Estado autonómico no se puede contraponer sin más a los nacionalismos, ya que es precisamente la amplia descentralización la que ha alimentado esta lacra que hoy pone a esta multisecular nación al borde de su separación”.

Vidal-Quadras no ha ahorrado en detalles acerca de su teoría, pese a reconocer que era “poco conciliadora”, lo que ha provocado un enfrentamiento palpable con la diputada Edurne Uriarte, que, además, ejercía de moderadora. Después de que Uriarte entrase en debate con el fundador de Vox, diciendo que ella no veía problemas en el Estado autonómico, Vidal-Quadras contestaba visiblemente molesto lanzando dos preguntas: “Una cosa, Edurne. ¿Tú crees en la lógica como método de pensamiento? ¿Crees en la realidad que observan tus ojos?”.

“Deberíamos haber sabido que no debimos negociar ni pactar nada, no dejarles meter sus sucias manos en la unidad nacional. Esto es lo que no se hizo y esta es mi tesis. Me alegro de decirlo delante de Pablo, porque sé que él me ha entendido”, ha proseguido Vidal-Quadras. “El problema lo tienen ellos, no los demás”, contestaba Uriarte. “El problema lo tenemos todos. Han dado un Golpe de Estado y van a dar otro”, contestada el fundador de Vox, que, molesto con los continuos cortes de Uriarte, acababa con el debate espetándole que “para ser la moderadora” hablaba demasiado.

El Estado de las autonomías, germen del problema

Ha sido la raíz del problema y de la discusión entre los ponentes. Los aplausos se han repartido, evidenciando que no todos los presentes en la Cúpula del Milenio de Valladolid estaban en sintonía con las tesis oficiales del Partido Popular y que alguno respaldaba las teorías pronunciadas por Alejo Vidal-Quadras que defiende diariamente la extrema derecha en el Congreso de los Diputados. Para el fundador de Vox, el problema radica en las concesiones bienintencionadas que durante la Transición se hizo a los nacionalismos: “El hecho de que los constituyentes creyesen que dotando a los nacionalismos de parlamento, bandera, himno, día de la patria, coches oficiales, voluminoso cuerpo de seguridad, formidable radio y televisión, lengua oficial, competencias en educación y capacidad de saquear el erario se apaciguarían y respetarían el orden constitucional es el problema. Pensar eso es como pensar que cebando a un tigre con un rebaño de ovejas se volverá vegetariano”, ha arrancado el ex de Vox.

“Cuando todavía escucho a destacados dirigentes del PP afirmar que el Estado de autonomías es el estado de un éxito cuesta resistirse al estupor que produce semejante ceguera. Sentado este preámbulo que reconozco poco conciliador, detallaré los posibles caminos para mejorar la situación. Tras una larga trayectoria política he llegado a la conclusión de que los serios problemas estructurales derivan de dos grandes errores conceptuales: uno de naturaleza moral y otro de diseño constitucional”, ha proseguido.

Para Vidal-Quadras, el “error moral consiste en considerar al nacionalismo identitario una doctrina política aceptable en democracia y el error de diseño institucional radica en la transformación de nuestra monarquía parlamentaria en un Estado de partidos”. Además, el fundador de la ultraderecha española no ha ahorrado en críticas a Pedro Sánchez: “Los prófugos de Bruselas o los indultados por un presidente del Gobierno que combina la carencia de escrúpulos con el narcisismo e impulsa el proyecto separatista y aspira a borrar de la faz de la tierra a una de las naciones más antiguos de la tierra. Creen que la identidad está por encima de la igualdad y la justicia, y además lo hacen de forma absoluta, sin reparar en el enorme daño que causa con desprecio total a los derechos inalienables de la mitad de los catalanes”.

La guerra cultural y el debate de las ideas

Este ha sido uno de los puntos calientes del debate. Todos los oradores -los dos previamente mencionados, el exportavoz de Ciudadanos Juan Carlos Girauta y el diplomático y escritor Juan Claudio de Ramón- han dado a conocer su particular visión a una pregunta concreta: ¿dónde radica el problema? Uno de los más destacados y aplaudidos ha sido el que fuera mano derecha de Albert Rivera: “A base de no dar la batalla cultural se ha dicho que la defensa de la nación es muy de derechas. Ojalá el PSOE y Podemos utilizaran la Constitución y la bandera española, como ya hizo el PCE, que había querido reconciliarse desde 1956. ¿Qué comunistas son esos que en el año 2021 no aceptan la reconciliación entre españoles en la Transición?”, ha preguntado Girauta.

“Tenemos que cambiar valores, cambios culturales. En España el antifranquismo todavía funciona, por lo que el nacionalismo y la izquierda se sienten con un derecho permanente a la reclamación. La política de las identidades afecta a toda la izquierda mundial: están sustituyendo la clase social a la identidad”, ha argumentado, por su parte, Edurne Uriarte. La dirigente, además, ha explicado que ella cree que hay un problema de “miedo” estructural al cambio, una especie de ‘bueno, para qué vamos a meternos en líos, que lo arreglen otros’.

“Yo no creo que el Estado autonómico sea el problema. Se trata de un problema de nación, de pertenencia. España es una cosa muy vieja, pero los españoles se hacen nuevos a cada generación. Es algo que ocurre con todos los países. A mí se me educó en la pertenencia a España.  La idea de transmisión está en riesgo. ¿Qué hay que hacer? Reactivar esta cadena volviendo a pasar ese sentimiento de corazón a corazón”, ha indicado Juan Claudio de Ramón.

Vítores a Casado

No ha sido una ponencia cómoda para el Partido Popular. El intento de considerar positivo todo lo que precedió al socialismo no ha resultado en esta mesa, probablemente porque en esta charla formaban parte del diagnóstico otrora destacados dirigentes de los dos partidos que han rivalizado y siguen haciéndolo en el espectro derecho del arco parlamentario.

Sin embargo, y pese a los tirones de oreja continuos por los pactos que en su momento hizo el PP con los nacionalismos, el mensaje hacia Casado ha sido más blanco: con él, según Girauta y Vidal-Quadras, se puede. “Parece que existe un proyecto político capaz de escuchar a su alrededor, algo que ya es rarísimo, pero además se recrea en ello y está dispuesto a valorar todas las opiniones. Esto es un acto insólito en esta época, además de inteligente y valiente”, ha expresado el primero de ellos.

“Con Pablo tengo una amistad de hace muchos años y sé que cuando nos miramos a los ojos sabemos si algo es verdad. Yo sé que es verdad que existe un proyecto estimulante para España y me complace que cumpla con los requisitos imprescindibles en cuanto a su ambición. España debe mantener su etapa de libertad. Si no la prolongas tú, Pablo, se acabará”, ha sentenciado Girauta.