El pasado 2 de enero, el eurodiputado ultraderechista de Vox Hermann Tertsch afirmó en Twitter la “necesidad” de la intervención de las Fuerzas Armadas para interrumpir el “obvio proceso golpista de voladura de España como nación": “En estos días parece que todos los cómplices de Zapatero desde el etarra Otegi a los comunistas Iglesias y Garzón se esfuerzan por hacer inevitable la aplicación del Artículo 8 para que las Fuerzas Armadas interrumpan un obvio proceso golpista de voladura de España como nación”, escribió.

Ante estas terribles declaraciones, los eurodiputados de Izquierda UnidaSira Rego y Manu Pineda, han solicitado al presidente del Parlamento Europeo, David Maria Sassoli, crear un protocolo para poner fin a los discursos de odio de la extrema derecha: “Desde que arrancara la presente legislatura hemos visto como, tanto dentro como fuera del hemiciclo, se suceden las declaraciones que llaman a la violencia y ponen en el punto de mira a todas y todos los que salen de los estrechos paradigmas de la extrema derecha. Estos discursos contravienen directamente los principios recogidos en la Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea, particularmente sus artículos 1, 10 y 21. Por ello, consideramos que es imprescindible que desde la mesa de este Parlamento se tomen medidas concretas”.

En cuanto a los comentarios de Tertsch, Rego y Pineda alegan que “muchos de los miembros de esa formación política hacen discursos que alientan a un golpe de Estado, al tiempo que acusan a las formaciones legítimamente elegidas en las urnas, entre ellas la que nosotras representamos, de estar dando un golpe de Estado”.

 “Son una muestra más de este tipo de discursos violentos, que buscan imponer sus posturas racistas, machistas y clasistas a cualquier coste”, añaden. Además, consideran que el auge de los delitos de odio “está directamente relacionado con este tipo de discursos”. 

Por ello, desde Izquierda Unida se habla de la necesidad de "que se desarrolle un protocolo que contemple actuaciones concretas en relación a la difusión de este tipo de mensajes por parte de los eurodiputados, que no puede quedar impune” ya que “el Parlamento Europeo no puede convertirse en una plataforma para que la extrema derecha siga difundiendo sus mensajes de odio”.