El Consejo Europeo que cerrará esta semana, el jueves y el viernes, será “a cara de perro”. Así lo describen fuentes de Moncloa, que señalan la importancia de este cónclave para la resolución de la crisis energética y de las protestas del sector del transporte. Las previsiones apuntan a jornadas maratonianas y con nocturnidad en las que se intentará que Alemania ceda para desligar el precio del gas o, por el contrario, que Olaf Scholz se rasque “el bolsillo”. Por el momento, la única certeza, según fuentes del Gobierno, es que se descarta una reedición del estado de alarma -y mucho menos, acudir a los estados de sitio o de excepción- para resolver la situación y se juegan todas las cartas a una resolución negociada que nazca del Consejo Europeo.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se ha empeñado en las últimas semanas en una gira europea con el objetivo de agregar apoyos a su postura de cara al próximo Consejo Europeo, en la que se enfrentará a la posición que lidera Alemania, contraria a una reforma energética. Sánchez se ha visto con los líderes de Rumanía, Croacia, Italia, Grecia, Portugal y Alemania, entre otros. Ayer se vio con Micheal Martin por videoconferencia, tras suspender el viaje a Dublín por el positivo en coronavirus del primer ministro irlandés, y cerró la ronda con un mensaje en el que reclamaba “una respuesta común ambiciosa al insostenible incremento del precio de la energía”, que pasa por “adoptar en el Consejo Europeo de esta semana soluciones contundentes y de efecto inmediato”.

La gira y los mensajes de Sánchez son el calentamiento previo a un Consejo Europeo que fuentes de Moncloa prevén “a cara de perro” y que ya comparan con los que decidieron el reparto de fondos europeos por el coronavirus. Una batalla que se vivió con similares contendientes, con los países frugales en contra, pero que esta vez también suman la oposición de Alemania, con un Olaf Scholz que mantiene su oposición a la reforma energética. Similar postura a la que defendía cuando era ministro de Finanzas de Angela Merkel en la gran coalición de democristianos y socialistas.

Negociación nocturna

Desde el Gobierno de España ya cuentan con jornadas maratonianas de negociación, hasta altas horas de la madrugada, como los que se vivieron en julio de 2020. Entonces, España se trajo a casa una victoria y 140.000 millones de euros en ayudas, la mitad de ellas directas. Y a eso apuntan ahora desde Moncloa, donde aseguran que, si Scholz no cede en la reforma energética, tendrá que "rascarse el bolsillo" y optar por poner dinero sobre la mesa para paliar la subida de precios del combustible y la energía.

Esta última postura es por la que parece inclinarse el sector energético de España, que este martes mantuvo una reunión en Moncloa con el presidente del Gobierno, la vicepresidenta tercera, Teresa Ribera y el secretario general de Asuntos Económicos, Manuel de la Rocha. A la cumbre acudieron presidentes y CEOs de Acciona, Endesa, Iberdrola, Naturgy y EDP España, con la postura común de que la reducción del precio de la energía pasa por bajar el precio del gas. Sin embargo, prefieren subvenciones al coste de la generación con gas en las centrales de ciclo combinado, en lugar de poner límites al precio del gas o que se saque esta energía del pool para que no marque el precio máximo.

Bruselas rompe el tabú

En un término medio se mostró ayer la Comisión Europea, con su propuesta que sí pasa por “poner topes a los precios del gas y de la electricidad y mitigar el aumento del precio de la electricidad para los consumidores”. El anuncio de este martes del vicepresidente de la Comisión, Maros Sefcovic, tras la reunión de ministros de Asuntos Europeos, rompe el tabú mantenido hasta ahora en Bruselas sobre intervenir el mercado energético y da alas a la postura que encabezan España, Portugal o Italia de cara al Consejo Europeo.

Fuentes de Moncloa apuntan a que el desenlace del Consejo Europeo será clave en las medidas que apruebe el Consejo de Ministros del próximo día 29 de marzo, con el que se pretende afrontar las consecuencias económicas de la guerra de Ucrania y que se siguen negociando con los grupos parlamentarios del Congreso de los Diputados. Las medidas podrán tomarse con Europa como “una respuesta de conjunto”, como deseó ayer Ribera tras el Consejo de Ministros, o serán a nivel nacional, aunque eso haga “más difícil” valorar sus consecuencias. Pero medidas habrá sí o sí, aseguran fuentes del Ejecutivo.

No habrá estado de alarma

Lo que sí está descartado por completo y desmiente con contundencia desde Moncloa es que el Gobierno se haya planteado acudir a figuras como el estado de alarma para resolver situaciones como el paro de transportes. Una situación por la que el Gobierno no está dispuesto a pasar por sus altos costes políticos pero, sobre todo, señalan en el Ejecutivo, por su nula efectividad para resolver una situación tan capilar como la de la paralización de suministros derivada del pulso de los transportistas. Todas las soluciones pasan, por ahora, por Bruselas.