"Nuestra obligación es legar a los jóvenes una España sólida, unida, sin divisiones ni enfrentamientos". Así han sido las últimas palabras de Felipe VI durante su discurso en el Congreso de los Diputados. El rey ha dado el pistoletazo de salida a la XV Legislatura deseando el "acierto" de todos los diputados y senadores, aludiendo al "pluralismo político" y reivindicando el "entendimiento sin imposiciones" que dio lugar a la Constitución. "Debemos honrar ese legado de grandeza", ha resumido el jefe del Estado antes de felicitar tanto a Pedro Sánchez por su reelección como presidente del Gobierno como a los parlamentarios electos. 

Felipe VI ha inaugurado la XV Legislatura, encapsulada bajo unos niveles de polarización política y crispación sin precedentes. Se acabaron los tiempos de la geometría variable. Es el momento del diálogo, tal y como ya sugirió el presidente del Gobierno en la presentación de un Consejo de Ministros “de alto perfil político”, preparado para negociar hasta las últimas consecuencias. Precisamente sobre el complejo diseño de las Cortes ha transcurrido el discurso del jefe del Estado, con constantes apelaciones a los diputados y senadores a la unidad y al entendimiento, así como alusiones al “pluralismo político” que, incluso, está contemplado en el “marco democrático” español que no es sino la Constitución.

El rey, flanqueado por la reina Letizia y la Princesa de Asturias, ha recordado el escenario turbulento que afrontaba el país tras la muerte del dictador. “La búsqueda del entendimiento, el reconocimiento de nuestras diferencias, unido al mutuo respeto como ciudadanos, la certeza de que solo superando las divisiones tienen una base segura las libertades y los derechos”, ha precisado un Felipe VI, al tiempo que ha remarcado que fueron todas aquellas “actitudes” las que escribieron “una nueva página en nuestra historia”. Una alusión clara a la Transición y su obra magna que fue la Constitución Española.

Todos los actores políticos, ha continuado Felipe VI, deben “honrar, respetar y cumplir” el espíritu de la ley fundamental, a escasos días de su 45 aniversario. Pero su intervención no sólo se ha circunscrito al ensalzamiento de la Constitución, sino también a proyectar sus valores hacia el futuro, especialmente a la juventud, a la que ha concedido un papel protagónico en su discurso. “Precisan un marco democrático que les permita convivir y prosperar en libertad. Necesitan recibir una España cohesionada y unida en la que puedan desenvolver sus vidas y proyectar sus ilusiones”, ha añadido.

En este sentido, ha recordado el acto de jura de la Constitución de su hija, la Princesa Leonor, que tuvo lugar hace poco menos de un mes en el mismo escenario. Otra solemne sesión que, a juicio del monarca, personifica a esas nuevas generaciones. Por ello, ha instado a los parlamentarios que su deber es “asumir esa gran responsabilidad”. “Así lo merecen los españoles y así lo demanda el ejercicio de su representación”, ha sostenido Felipe VI, quien ha aprovechado la coyuntura para felicitar al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, por su reelección. Una apelación que se interpreta como un toque de atención a sectores conservadores y de ultraderecha que orientan sus argumentarios a la deslegitimación del jefe del Ejecutivo, mediante su ratificación como presidente plenamente constitucional.

La Constitución

En ese sentido, Felipe VI ha reconocido que la “democracia” tiene un significado diferente para los nuevos votantes que para sus padres. Para ellos, tal y como ha precisado el monarca, “no es una aspiración” como sí lo fue para sus abuelos, sino que es una “realidad” en la que han nacido, madurado y formado “como personas”. Esta concepción “trae causa de la historia de un gran éxito colectivo” de la democracia, con la propia Constitución como su cariátide.

“Una Constitución que establece la libertad, la igualdad, la justicia y el pluralismo político como valores en los que se basa nuestra convivencia democrática. Unos valores que no están anclados en el pasado y que deben proyectarse permanentemente hacia el futuro”, ha redundado el jefe del Estado, en un intento por ligar la Transición y la Ley fundamental con los nuevos electores.

Felipe VI ha enfatizado en la “realidad compartida” que ha representado España desde hace siglos, construida con el esfuerzo de “mujeres y hombres” de procedencia diversa y con ideologías distintas. Sin embargo, les unía una “idea común”, que no era sino la construcción de un “mejor país para todos”. Un estado que “en 1978 alcanza su máxima expresión en el entendimiento mutuo sin imposiciones ni exclusiones y en la voluntad de integración que enriquece, con la diversidad y el pluralismo, nuestro proyecto común, nuestro vínculo emocional y solidario como Nación”, ha rematado.