El Ministerio del Interior ha asegurado que que todavía no se ha decidido cuántos días estará suspendido el Tratado de Schengen y dependerá de las condiciones de seguridad durante la cita del BCE y la previsible afluencia de activistas "antisistema" procedentes de otros países europeos.

Grandes acontecimientos
El texto del acuerdo de Schengen establece que la libre circulación de personas por la Europa sin fronteras puede interrumpirse temporalmente en el caso de que se dé "una serie amenaza al orden público o a la seguridad interior". Desde que entró en vigor en 1985, y a petición unilateral de alguno de sus miembros, el acuerdo se ha interrumpido momentáneamente por motivo de la celebración de grandes acontecimientos, desde bodas reales hasta importantes eventos deportivos pasando por cumbres internacionales. El BCE celebra desde 1999 dos veces al año su reunión de política monetaria fuera de su sede central en Fráncfort.

"Un punto no negociable"
Hoy también se ha conocido que Francia y Alemania quieren que los estados puedan restablecer los controles fronterizos internos de forma provisional cuando consideren que alguno de los países del espacio Schengen no consigue atajar un flujo masivo de inmigrantes. Los ministros del Interior de Francia, Claude Guéant, y de Alemania, Hans Peter Friedrich, señalan en una carta que los controles fronterizos internos tendrían un carácter temporal, pero insisten en que la decisión de aplicarlos debe corresponder a cada país, no a la Comisión Europea, y que ese es "un punto no negociable".

"Corresponde a la soberanía nacional"
"La prevención de las amenazas a la seguridad y al orden público corresponde a la soberanía nacional", subrayan los dos ministros en una carta enviada a la presidencia danesa de la Unión Europea y divulgada hoy. El mecanismo que proponen es para hacer frente "a la eventualidad de que un Estado miembro no pudiera respetar sus obligaciones" sobre el tratado de Schengen, y aluden en concreto a los problemas para luchar contra la inmigración irregular "en las fronteras del sur y del este de la UE".

Ofensiva contra el "coladero"
El titular francés de Exteriores, Alain Juppé, fue más explícito y se refirió hoy al caso de la frontera entre Grecia y Turquía, el mismo al que ya aludió a comienzos de mes el jefe del Estado, Nicolas Sarkozy, que habló de "coladero" para inmigrantes. De acuerdo con el esquema franco-alemán de reforma de Schengen, en una primera fase, la Comisión Europea se encargaría de la "detección precoz" de un flujo de inmigrantes ilegales y de coordinación de medidas de apoyo al país por el que estuvieran entrando.
Restablecer las fronteras
En el caso de que esas medidas "no bastaran para mejorar la situación del Estado en dificultades o si el funcionamiento del espacio Schengen se ve comprometido", los otros países podrían restablecer controles en sus propias fronteras durante un periodo no superior a 30 días. Al cabo de ese tiempo, el Ejecutivo comunitario haría una recomendación sobre la continuidad o no de los controles internos, pero la decisión correspondería al Consejo Europeo.

Mecanismo de compensación
Los ministros de Interior de Francia y Alemania, que prevén detallar estas posiciones al resto de sus socios europeos en la próxima reunión del Consejo, insisten en que "preservan el equilibrio institucional y la eficacia del proceso de decisión en el plano europeo" y contribuyen a "luchar más eficazmente contra la inmigración ilegal". Insisten en que actualmente disponen de "pocas opciones" cuando las reglas de Schengen no se respetan y hace falta "un mecanismo de asistencia" que garantice el cumplimiento de las normas comunes, y muy particularmente "un mecanismo de compensación" para cuando un país "se muestra incapaz de asegurar sus obligaciones de protección de las fronteras exteriores de la UE.

"Una Europa fuerte con fronteras"
Juppé, por su parte, justificó esta iniciativa porque el tratado de Schengen "no se ha aplicado de manera satisfactoria" y la libre circulación de personas sólo tiene sentido si hay "un control efectivo de las fronteras externas". El jefe de la diplomacia francesa, que insistió en que "una Europa fuerte es una Europa que tiene fronteras", dijo que no comparte la visión de quienes piensan que la UE "puede seguir ampliándose indefinidamente".