La guerra interna en el Partido Popular se ha desatado bajo la atenta mirada de Pablo Casado. Cayetana Álvarez de Toledo parece tener las horas contadas en la portavocía del Grupo Parlamentario, quien se plantearía abandonar el cargo en cuanto eche a rodar el nuevo curso político tras una campaña de desgaste provocada, según El Independiente, por Teodoro García Egea.

El cese del jefe de asesoría parlamentaria del Partido Popular, que a su vez era una apuesta personal de Cayetana Álvarez de Toledo, abrió la batalla dialéctica en el seno del partido. Un cruce de reproches entre miembros de la Ejecutiva hacia la portavoz parlamentaria, a quien le censuran su actitud y sus palabras polémicas, alejadas de la centralidad.

Esto entroncaría con una estrategia de los gerifaltes del Partido Popular para que Álvarez de Toledo abandone la portavocía sin que su jefe, Pablo Casado, tenga que firmar el certificado de defunción. No obstante, desde Génova, según El Independiente, han tratado de quitar hierro a la polémica y niegan la existencia de hostilidades “más allá de las puntuales”.

De hecho, explican que el cese de Gabriel Elorriaga se llevó a cabo siguiendo el artículo 8 de los estatutos del Grupo Parlamentario Popular y rechazan que se tratasen de “rencillas internas”. “Es incompatible ser diputado a la vez que director de asesoría o director de gabinete”, destacan en Génova.

Sin embargo, esta ‘normalidad’ que trasladan desde Génova confronta con la versión que vociferan desde el entorno de la todavía portavoz parlamentaria. Deslizan que existe un enorme malestar en Álvarez de Toledo por las decisiones adoptadas por la cúpula popular e incluso se animan a dar un nombre, el de Teodoro García Egea.

Se está fomentando una campaña de acoso y derribo contra la portavoz

Intenta cargarse a Cayetana”, explican desde el entorno de Álvarez de Toledo, cuestionando también de los estatutos que esgrime la dirección. El círculo próximo de la portavoz recuerda que Egea compatibiliza su puesto como secretario general con su acta de diputado”. Elorriaga “tuvo que renunciar a su contrato para poder tomar posesión como diputado”, subrayan mientras alegan que “no hay límite estatutario que impida ser diputado y jefe de gabinete del presidente”.

Estas mismas fuentes a las que alude El Independiente deslizan la existencia de una campaña política contra la portavoz parlamentaria al asegurar que Elorriaga no tenía “ninguna función asignada como diputado”, por lo que, según entienden desde el entorno de Álvarez de Toledo, “pudo seguir en el cargo sin problemas”.

Se está fomentando una campaña de acoso y derribo contra la portavoz”, sentencia otro dirigente de la formación conservadora. Asimismo, tampoco esquiva la posibilidad de culpar a García Egea de construir una “operación de mobbing”. “No estamos sobrados de gente con personalidad propia y ella la tiene, lo cual es bueno para el partido”, destacan.