Con el congreso del PP a la vuelta de la esquina, se mantiene la duda de qué postura adoptará su líder, Alberto Núñez Feijóo, de cara a qué ala del partido prefiere parecerse dentro de una formación que siempre han resonado con fuerza nombres dos nombres propios: el de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso; y el de su homólogo en Andalucía, Juanma Moreno Bonilla quien, por otro lado, dirige el trabajo del documento junto a Alfonso Fernández Mañueco (Castilla y León).
Entretanto, el líder ‘popular’ se encuentra en su enésimo intento de desvincularse de la extrema derecha de Vox y de Junts. No va a ceder “principios a cambio de apoyos”, dictan fuentes ‘populares’ al diario El Mundo, después de que el gallego haya gobernado en los últimos años en varias autonomías de la mano de la ultraderecha.
Esta es la manera que tiene el responsable del principal partido de la oposición de tratar a su vez de desvirtuarse de Pedro Sánchez por sus acuerdos con los independentistas, pero obvia que ha tendido la mano en varias regiones y que, por ejemplo, en la Comunidad Valenciana Carlos Mazón ha sacado adelante los presupuestos gracias a los de Santiago Abascal mientras la mayoría social sigue exigiéndole que dimita por su gestión de la DANA.
Con todo, en la teoría y frente a un hipotético resultado electoral a nivel nacional, Feijóo promete que, si llega a gobernar el país, “nunca” se aliará con “ninguna minoría” ni “se someterá a ningún chantaje”. Si bien, esto no quiere decir que el líder del partido conservador se vaya a cerrar a pactos concretos con el resto de formaciones si se acaba haciendo con la presidencia, sino que no aceptará ninguna negociación que implique una cesión de los entendidos como planteamientos generales.
Han gobernado juntos en varias comunidades
La hoja de ruta de Feijóo parece evidente y pasa por postularse como única alternativa -en el más amplio sentido de la palabra- al actual Ejecutivo de coalición. Si bien la hemeroteca no ayuda a que las palabras del gallego resulten creíbles, ya que desde que es presidente del PP ha gobernado, rupturas aparte, en hasta cinco autonomías: Castilla y León, Aragón, Comunidad Valenciana, Murcia y Extremadura.
Los dos partidos, cabe recordar, rompieron con Vox acusando a los ‘populares’ de ello por haber aceptado el reparto voluntario de 347 migrantes en la Conferencia Sectorial de la Infancia y la Adolescencia. En aquel texto publicado por la ultraderecha hace ahora cosa de un año, el partido de Abascal anunciaba que su Comité Ejecutivo Nacional decidiría “los próximos pasos” que, a posteriori fueron, efectivamente, terminar por romper con los gobiernos.
“No debemos mirar el ombligo de otros”
Más allá de un pasado cercano, la realidad tampoco acompaña a un Feijóo cuyas encuestas le dan todas como necesaria a Vox para gobernar. De hecho, en un primer momento lo que hizo el líder del PP fue pura evasión.
“El mundo gordiano es dirigirnos a los ciudadanos, no mirar el ombligo del PP ni mirar el ombligo de otros partidos. No lo necesitamos”, señaló en rueda de prensa el expresidente de la Xunta después de presentar 94.500 avales a la presidencia del partido, lo que supone un 71,8% más que los que recibió en Sevilla en 2022. “De nuestra relación con los partidos podemos hablar en otros foros”, insistió en justificar.
Sin embargo, Feijóo enumero un decálogo de propuestas en las que quiere centrar ese evento que marca en rojo en el calendario “frene al despilfarro de Sánchez”. Esa contraprogramación contempla, en palabras de Feijóo, la “eliminación de burocracia”, “más vivienda” y una política energética que incluya “energías renovables con la suficiente energía de respaldo” dentro de la cual el PP coloca la energía nuclear con la “defensa de la libertad y la igualdad de los españoles” como punta de lanza de su programa.
En este sentido el líder ‘popular’ promete también construir infraestructuras hidráulicas a la vez que habla de una migración “legal y ordenada” dentro del “modelo migratorio como el de la UE”, “La irregularidad no puede ser garantía para tener derechos. Quien no cumpla con nuestras normas y valores tendrá que irse por donde ha venido”, ha emitido en contraposición con la regularización masiva del Gobierno, a la que el PP se ha opuesto a pesar de la presión de la Iglesia.