Salvador Sostres, articulista de 'El Mundo'



Salvador Sostres quiere ser “pobre”, que su preocupación diaria fuera “qué llevarse a la boca”, “dónde resguardarse para dormir”, y que esas “complicaciones, simples y candorosas, fueras las que llenaran” sus días. El inefable columnista de El Mundo tiene como uno de sus máximos deseos “poder calmar el alma con un taco de mantequilla o una onza de carne”, que es para él “una remotísima nostalgia”.

Los asuntos que le quitan el sueño
“Querría ser pobre”, clama Sostres, en su artículo de este miércoles, en que el confiesa su deseo íntimo de dejar de tener cubiertas “las necesidades básicas” para él y su familia. “Los asuntos que hoy me quitan el sueño son de una complejidad agobiante. Cómo me gustaría poder relajarme pensando en conseguir un plato de lentejas, o de verduras, o de pasta”, afirma el columnista.

Sale más a cuenta ser pobre o idiota
Para Sostres, “sale mucho más a cuenta ser pobre e idiota”, y no entiende por qué la mayoría de la gente quiere “ser rico e inteligente”. Él, a quien hubiese gustado “vivir limitado a la estricta cacería diaria”, siempre ha tenido “estas necesidades cubiertas, y todas las demás”. ¡Qué maldición! Porque sus ventajosas circunstancias han provocado que no tuviera “más remedio” que enfrentarse “a fantasmas mucho más vaporosos e inciertos que cien gramos de queso fresco o medio kilo de calamares”.

Gucci,  Costes, Noma, y otras pasiones
Sostres está abatido por su “pasión por los hoteles decorados por Jacques García”, porque “si algún día desaparecieran el Costes o el Noma”, su “mundo se vendría abajo”. Por eso entiende mejor que nadie “la pasión por los bolsos de Gucci que siente Edurne Uriarte”, columnista de ABC y ex del ministro Wert.

“¡Qué confortable sería para Edurne y para mí poder vivir de acampar en Sol y de pensar si nos llega para jamón en dulce o tenemos que insistir en el chopped!”, afirma el columnista de El Mundo.

Esta última andanada del francotirador Sostres, en un momento en el que tantas y tantas familias no tienen cómo llegar a fin de mes, resulta especialmente deleznable. ¿Pedro J., por qué no haces realidad su 'sueño' y le pones de patitas en la calle?