Lío a la vista en Sumar. El cierre en falso de la guerra aún abierta con Podemos ha hecho de la plataforma todo un polvorín. Ni tan siquiera los resultados del 23 de julio han apaciguado las aguas en el convulso espacio a la izquierda del PSOE. Desde la dirección del partido llevan tiempo reivindicando que la autonomía del espacio de Podemos se notará, ya sea en el Congreso y en el Senado, como también en cuestiones orgánicas. Trasladado al ámbito de las Cortes Generales, cuya sesión constitutiva está prevista para el 17 de agosto, las intenciones del espacio morado, según ha podido saber ElPlural.com, pasan por la conformación de un grupo parlamentario propio con los cinco diputados que han resistido el vendaval de las generales: Ione Belarra (Madrid), Javier Sánchez (Murcia), Noemí Santana (Las Palmas), Martina Velarde (Granada) y Lilith Verstrynge (Barcelona). Además de los beneficios económicos, de tragar Yolanda Díaz con este sapo, el partido que comanda Belarra se guarda un as en la manga en cuanto se inicien las conversaciones con el PSOE para la conformación de un futuro gobierno, opositando a un espacio por cuota en el gabinete.

Ya lo avisaron antes de las elecciones generales. Podemos iba a cobrar muy cara su piel y así está siendo. Han transcurrido tan solo siete días desde las elecciones generales y en la coalición de Sumar no han tenido tiempo siquiera para disfrutar del resultado y las altas probabilidades de reeditar un Ejecutivo de coalición progresista. Nada de eso ha servido para calmar los ánimos en las entrañas de un conglomerado que ya fue complicado ahormar en su momento. Ahora, una vez asegurada la supervivencia, es momento de los golpes de pecho y autoridad; de reivindicaciones de un espacio en estado vegetativo. Al menos así lo entienden en Podemos, que de un tiempo a esta parte, aprovechando el cierre en falso de la negociación, quiere poner en aprietos a Díaz y a su plataforma. De ahí que, según comentan fuentes moradas a ElPlural.com, la estrategia ahora se oriente hacia la conformación de grupo parlamentario propio.

Este deseo no solo se reduce al ámbito económico, sino que en el horizonte también está el factor coalición. Cinco parlamentarios de un Podemos con motor Sumar mantendrán su escaño durante una legislatura más, a la sazón: Ione Belarra (Madrid), Lilith Vestrynge (Barcelona), Javier Sánchez (Murcia), Noemí Santana (Las Palmas), Martina Velarde (Granada). Un quinteto que no solo reportaría beneficios directos a las arcas del dañado partido morado, sino que también les concedería una posición de privilegio frente al resto de fuerzas bajo el cobijo de Sumar. En este escenario, a Podemos se le abre la posibilidad de convertirse en un actor fundamental para la conformación del futuro Gobierno, reclamando espacio en el gabinete y proponiendo nombres de ministras vetadas como Irene Montero.

El acuerdo, "papel mojado"

La decisión de conformar grupo propio iría contra el documento que Podemos firmó con Sumar, en el que para evitar futuras escisiones, como las protagonizadas por los diputados de Compromís tras el 20D de 2015 y el 26J de 2016; se establece una cláusula que compromete a todas las fuerzas a estar en un grupo parlamentario y que “la portavocía del grupo parlamentario, commo su suplencia corresponderá a la persona designada por Movimiento Sumar”. Un acuerdo para evitar que los diputados de Podemos pudieran marcharse tras las elecciones, pero que desde la formación morada asumen como "papel mojado". 

Este periódico se ha puesto en contacto con Podemos para obtener una respuesta oficial a su intención de conformar grupo propio, limitando la misma al "reglamento del Congreso".

¿Puede Podemos formar su propio grupo parlamentario?

El día inmediatamente después de las elecciones, la líder de Podemos, Ione Belarra, salió a declarar contra Yolanda Díaz asegurando que “la estrategia de renunciar el feminismo e invisibilizar a Podemos no ha funcionado electoralmente”. Este miércoles, el portavoz saliente de los morados, Pablo Echenique, sostuvo que “Podemos defendería su autonomía tanto en el Congreso como en el interior de Sumar”. Pablo Iglesias, el mismo día que Belarra (el lunes inmediato tras los comicios), aseguró en una entrevista en TV3 que "a partir de ahora cada partido, de manera autónoma dentro de Sumar, tomará sus propias decisiones y se hará ver". Líneas discursivas distantes a la unidad y a la integración de la que partía la fundación del proyecto de Yolanda Díaz.

Ante la situación expuesta, si los morados decidieran abandonar el grupo parlamentario de Díaz y adherirse al grupo mixto, perderían el 23% de los recursos económicos y de personal que les corresponden por integrarlo, como parte del pacto firmado a la hora de confluir juntos a la Cámara Baja.

Sin embargo, lo que se deriva de las declaraciones de los dirigentes morados no es exactamente estar relegados a un grupo mixto, sino tratar de conformar el suyo propio. Pero ¿tiene Podemos la capacidad de constituir su propia bancada en el Congreso?

El reglamento de la Cámara Baja dicta que el mínimo para establecer un grupo parlamentario es un volumen de 15 diputados o 10 senadores, y que, en caso de no alcanzar dicho mínimo, una formación política puede formar grupo parlamentario a partir de 5 diputados, siempre y cuando posea un 15 % de los votos correspondiente a las circunscripciones donde se haya presentado candidatura o un 5 % de los votos en el conjunto del Estado.

Es esta segunda parte del reglamento a la que puede aferrarse Podemos para conseguirlo, pero, a su vez, surgen diferentes cuestiones: ¿Cómo puede probarse qué porcentaje del voto que ha recibido Sumar ha sido por los candidatos de Podemos? ¿Cómo puede Podemos alegar que su candidatura ha sido la que ha sacado los votos, cuando ha ido en coalición con muchos otros partidos? Se trata de cuestiones técnicamente muy peliagudas y a las que el reglamento del Congreso puede no llegar a incidir con claridad. A su vez, otro de los motivos para conseguir un grupo parlamentario propio es la financiación.

Abandonar el grupo de Díaz conllevaría la pérdida económica mencionada, pero quedaría subsanada con el reglamento de subvenciones a los Grupos parlamentarios del Congreso. Según la normativa de la Cámara Baja, cada bancada recibe una cuantía fija de 30.346,72 euros mensuales, a los que se suman 1,746,16 euros mensuales por cada Diputado que integre el grupo. En total, con los cinco diputados de Podemos, dicho grupo percibiría un montante de 39.077,52 euros al mes.

Un polvorín

La amalgama de críticas desde el sector morado ha avivado la llama interna en el espacio a la izquierda del PSOE, con un nivel de decibelios similar al de los prolegómenos del acuerdo. Desde la órbita de Sumar califican de “ruin” la estrategia de Podemos, mientras en público Ernest Urtasun intentaba repeler todos los balones que le llegaban en forma de preguntas, apelando al fin mayor;  que no es otro que el hito de haber frenado al frente "reaccionario" PP-Vox.

La cúpula de Sumar no ha encajado bien las críticas públicas del sector Podemos, a quienes reprochan haber “ignorado completamente el resultado” de las municipales y autonómicas. “La coalición salió adelante por los resultados desastrosos de la izquierda en las autonómicas y ahora se ha conseguido remontar en tiempo récord y con un presupuesto ajustado. El ruido inicial no ayudó, pero se consiguió una buena colaboración durante la campaña que debe permanecer. No han dejado ni que salga Urtasun a colocar el mensaje”, rematan fuentes próximas a la dirección de la coalición.

En este sentido, otras voces autorizadas y del entorno de Díaz enmarcan las “tensiones” con los morados en el campo de lo “personal”. “Ni tan siquiera son diferencias ideológicas”, destacan dirigentes del partido, quienes rematan que no se pueden permitir “escisiones políticas” por problemas entre familias. “En Sumar han sido capaces de olvidarse de sus diferencias. En Podemos no lo parece”, zanjan otras fuentes consultadas.