ElPlural.com ha tenido acceso a una denuncia interna, remitida también a Santiago Abascal, en la que se pone en el punto de mira a la familia de Julio Ariza. En la denuncia, remitida a través de un escrito dirigido a los miembros del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) de VOX, un miembro de la formación ultra desvela una serie de conflictos éticos que, según su análisis, amenazan la integridad y el futuro político del partido.

El contexto en el que se produce la denuncia

Este escrito se conoce días después de que Macarena Olona, exsecretaria general de Vox en el Congreso, realizase revelaciones impactantes en relación a Julio Ariza.

En concreto, Olona aseguraba en su libro (‘Soy Macarena’, La Esfera de los Libros) que Vox ha desviado casi 11 millones de euros de dinero público a la fundación Disenso, de la cual es presidente Santiago Abascal, y a la mercantil Tizona Comunicación, de la que son propietarios Kiko Méndez-Monasterio y Gabriel Ariza, hijo de Julio Ariza.

Tizona Comunicación S.L., la empresa encargada de llevar la comunicación de Vox y que tal y como ha desvelado ElPlural.com, ha facturado en solo cinco años la friolera cantidad de 3.771.854 euros.

El primer problema, Ariza y Kiko Méndez

Precisamente, la denuncia remitida al Comité Ejecutivo Nacional (CEN) pone el foco en tres conflictos, siendo el principal y más dañino para Vox la gestión de la comunicación, promoción, marketing y formación del partido, actualmente en manos de empresas propiedad de la familia Ariza y de Kiko Méndez Monasterio.

En la denuncia se afirma que “no es aceptable en ninguna organización transparente, democrática", que dos de las personas más influyentes del partido manejen la mayoría de los gastos e inversiones en estas áreas. Para ello, se propone como solución "montar una mesa de compras, en un plazo de un mes, con las mejores técnicas de las empresas más avanzadas del mundo en este terreno”.

El segundo problema, el monopolio de Ariza

El segundo conflicto alude a la estrategia de relación con los medios de comunicación. Según la denuncia, la dirección actual evita la presencia de los portavoces del partido en medios no afines, lo que resulta en una difusión limitada de sus mensajes.

La solución propuesta es trabajar con una nueva agencia que no esté vinculada a ningún directivo del partido para garantizar una presencia más amplia en los medios. O dicho de otro modo: prescindir de los servicios de Gabriel Ariza y Kiko Méndez Monasterio.

El tercer problema, la creciente confesionalidad del partido

El tercer conflicto guarda relación con la creciente confesionalidad implícita en las decisiones del partido. Y es que a pesar de que Vox se ha definido como un partido laico, como ha afirmado en varias ocasiones su líder Santiago Abascal, se denuncia un evidente cambio hacia decisiones basadas en creencias religiosas en lugar de en méritos profesionales o hechos contrastados por la ciencia.

En este contexto, se advierte: "Sería legítimo convertir a Vox en un partido confesional católico... Sin embargo, para convertirse en un partido confesional sería preciso debatirlo entre los afiliados y, en su caso, aprobarlo por la Asamblea General y por el CEN".

En el escrito se proporciona ejemplos específicos para respaldar estas afirmaciones sobre la creciente confesionalidad de Vox.

Así, se menciona el nombramiento de Pepa Millán como portavoz nacional en el Congreso de los Diputados, criticando su falta de experiencia y la mezcla de religión y política en sus declaraciones.

También se señala a María Ruiz, vicesecretaria de Organización, por citar a San Pablo en sus tuits. Por último, se cita a Jorge Buxadé, vicepresidente de Acción Política y Jefe de la Delegación de Vox en el Parlamento Europeo, por sus declaraciones que defienden la relación entre Iglesia y Estado.

Un futuro incierto quizás como partido minoritario

Ante estos tres graves conflictos, en la denuncia se insta a una revisión por parte del Comité de Garantías o del Comité Ético de Vox.

Además, se advierte que el primer conflicto podría ser utilizado en contra del partido en futuras campañas electorales, mientras que el segundo beneficia a los adversarios políticos. Sin embargo, se enfatiza que el tercer conflicto es estructural, ya que altera una de las esencias fundacionales de Vox.

Problemas por los que Vox podría correr "el riesgo de convertirse en un partido minoritario, utilizado involuntariamente por el PSOE para mantenerse en el poder”.