Alguna voz sensata de la derecha debería frenar a los de Pablo Casado y llevarles a la reflexión. En estos momentos tienen demasiados frentes abiertos a la vez, a cuál más complejo. Y sólo faltaba que en el Grupo Parlamentario Popular se hayan sacado las navajas a consecuencia del desafortunado nombramiento como portavoz de Cayetana Alvárez de Toledo.

 En la catarata de problemas, sobresale la pelea que han abierto los alcaldes populares, y no sólo éstos, de una serie de ayuntamientos para que el ministerio de Hacienda mejore la norma que pretende llevar al Congreso de los Diputados para su validación. El cambio supondría poder disponer del superávit municipal, que han acumulado estrechándose el cinturón, y que ahora no se puede llevar a efecto por una ley del Gobierno anterior, cuando Cristóbal Montoro era ministro de Hacienda.

El objetivo de este nuevo decreto pretendía aportar liquidez con medidas que a los ayuntamientos, que ahora están en contra, no les parecen adecuadas. Entre ellos, hay varios consistorios de Unidas Podemos, Compromis, ERC y alguno del PSOE. Otros consistorios del Partido Popular, como el de Málaga, están a favor de esa norma.

El presidente de la Federación Española de Municipios y Provincias, el socialista alcalde de Vigo, Abel Caballero, denunciaba el miércoles en una entrevista: “El tema central es que no podemos usar esos ahorros por una ley orgánica del PP en 2012. Quien verdaderamente incautó esos recursos y generó un corralito es el Partido Popular. ¿Cómo osa éste levantar la voz? ¡Si es el culpable de todo esto!”. Algo que la formación de la derechona ha obviado.

Contradicciones que no quitan para que en la sede central del PP, en la calle Génova, se froten las manos cada vez que encuentran alguna rendija que les permita convertirla en una grieta inmensa contra el Gobierno. Como ocurrió cuando negó su apoyo a los últimos estados de alarma.

Y es que, señores de la derecha, ante una crisis, no vale todo.