María Dolores de Cospedal ha vuelto al trabajo después de 25 años viviendo de la política y acumulando sueldos, lo que la valió el sobrenombre de “La bien pagá”. Y ha vuelto por la puerta grande, ya que desde este miércoles forma parte del equipo de abogados del Estado en el Tribunal Supremo. Así, como suena, la exsecretaria general del PP y exministra de Defensa defenderá los intereses del Gobierno socialista de Pedro Sánchez ante el Alto Tribunal, siempre y cuando su jefe, Rafael García Monteys, así lo estime oportuno. Noticia dada a conocer este miércoles en el programa de Carlos Herrera en la Cadena COPE y no desmentida ni confirmada oficialmente por el Partido Popular, aunque fuentes de esta formación en Castilla-La Mancha dan por hecho la incorporación de la otrora lideresa indiscutible al tribunal donde se dirimen los principales casos de corrupción política del país y que tieneN a los populares como máximo exponente de la mala praxis política.

Pero lo más sorprendente no es que Cospedal haya vuelto al trabajo, después de desempeñar su función en la Abogacía del Estado durante solo cuatro años desde que aprobó las oposiciones, que también. No. Lo curioso de todo este asunto es la forma en que la que fue número dos del PP ha ingresado en el Tribunal Supremo, según un abogado del Estado consultado por ElPlural.com, quien nos asegura “la rareza” de esa incorporación, “puesto que no es normal reingresar a la carrera en uno de los puestos más codiciados y buscados por todos los abogados del Estado”, concreta.

Fuentes que muestran su extrañeza, puesto que “para ocupar una plaza en el Tribunal Supremo es preciso algún tipo de concurso interno, público, con luz y taquígrafos”, añaden, “quiero pensar que ese puesto, si es cierto que Cospedal ha tomado posesión del mismo, será de adscripción provisional hasta que se le conceda un destino definitivo”.

Sin embargo, los interlocutores del PP castellano-manchego consultados por este periódico aseguran que la incorporación de Cospedal al Tribunal Supremo se debe a que “quedaba una plaza vacante, sin titular fijo, y como Dolores la ha solicitado se la han concedido a ella”. Una explicación un tanto peregrina que no se ajusta a lo expresado por el abogado del Estado, que como hemos recogido aporta una explicación más legal y concluyente. Además, desconocemos si Cospedal se encontraba en la actualidad en excedencia o, por el contrario, gozaba de un permiso de servicios especiales.

El “asalto” al Supremo

Un destino que llama poderosamente la atención. ¿Por qué el Tribunal Supremo y no otro departamento de la Administración General del Estado? Hay que recordar que María Dolores de Cospedal ejerció como abogada del Estado en el País Vasco, en el Ministerio de Obras Públicas o en el Tribunal de Derechos Humanos. Apenas cuatro años de profesión, de experiencia, y de la noche a la mañana ocupa un lugar destacado en el Tribunal Supremo, donde desde 2015 trabaja también en el mismo departamento la que fuera su consejera de Fomento en el Gobierno de Castilla-La Mancha presidido por Cospedal entre 2011 y 2015, Marta García de la Calzada.

Y es que García de la Calzada, que apenas dejó el Gobierno castellanomanchego al perder las elecciones Cospedal ingresó en la Abogacía del Estado del Tribunal Supremo, era algo más que una consejera de la también expresidenta del PP castellano-manchego. No. Era sobre todo amiga y compañera de pupitre en su juventud en Albacete, además de pertenecer ambas al Gobierno autonómico de Madrid presidido por Esperanza Aguirre. Mientras que Cospedal ocupó la Consejería de Transportes, Marta García de la Calzada era vicepresidenta del Tribunal de Defensa de la Competencia del Ejecutivo del oso y del madroño, aunque antes había sido secretaria general del Servicio de Empleo. Sorprende el paralelismo de las carreras políticas de ambas amigas, ya que Cospedal también ocupó otra secretaría general, en este caso la del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales en 1999.

A nadie le debe extrañar la obsesión de Cospedal por la Justicia (quiso ser ministra de Justicia, pero Rajoy acertadamente se negó). Desde que llegó a la política la exministra de Defensa ha cultivado la amistad con jueces y fiscales (el presidente de la Audiencia de Toledo fue testigo de su boda con Ignacio López del Hierro), lo que para algunos magistrados ha sido casi el final de sus carreras, como es el caso de Concepción Espejel, “Concha para todos”, decía de ella Cospedal, que también cuenta con amigos importantes en otros estamentos judiciales, como el Consejo General del Poder Judicial, en el que Gerardo Martínez Tristán, esposo de su compañera de adolescencia, mantiene una vocalía. Un magistrado que siendo presidente de la Sala de lo Contencioso-Administrativo del Tribunal Superior de Justicia de Madrid provocó las iras de los socialistas madrileños por sus controvertidas decisiones a favor de la privatización de la sanidad pública.