El líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo, ha decidido apostar decididamente por las sombras de corrupción como gran baza desde la que tumbar al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, romper el bloque de socios sobre el que sustenta la legislatura y presentar sus credenciales de cara a unas nuevas elecciones generales en las que salir reforzado y airoso frente a un Sánchez que tiene “los días contados”. 

Pese a que no fue el único tema tratado en los corrillos posteriores al acto solemne por el 46º aniversario de la Constitución Española, celebrado este viernes en el Congreso de los Diputados, sí que fue el más prolífico y con el que más duro se mostró el presidente de los populares: “Este es el Gobierno más cercado por la corrupción de nuestra historia. Además, hay que hacer mención especial al entorno familiar del presidente”, condenaba el líder de la oposición, mientras exigía una rendición de cuentas que, no obstante, él se niega a dar en la Xunta de Galicia por su entramado familiar conectado con la contratación pública desde años inmemoriales y regado de millones a través de adjudicaciones de emergencia, sin publicidad y otorgadas a dedo. 

Feijóo olvidaba este entramado y lo dejaba en un segundo lugar, centrando el tiro en otra trama, la del ‘1’, Pedro Sánchez, que el presidente de los populares presentó como verídica sirviéndose de fotografías que unen al actual presidente del Gobierno con personas salpicadas como Koldo, Ábalos o Santos Cerdán, a quien Víctor de Aldama acusó de recibir sobres con dinero en metálico en la propia sede del partido en la calle Ferraz. “Las fotos están ahí”, indicaba Feijóo, despertando el runrún de los periodistas, que abiertamente le preguntaban si una instantánea es suficiente “prueba de cargo” -en un dardo claramente velado a sus imágenes con el narcotraficante Marcial Dorado-. 

Realizada la contextualización, donde Feijóo se ha esforzado en crear una trama que rodease al presidente del Gobierno y sembrase de dudas todo su legado, el líder de los populares proseguía otorgando veracidad a las declaraciones de Víctor de Aldama, en prisión provisional tras su testifical de hace algo menos de dos semanas: “Los fiscales han creído a Aldama, por lo que yo entiendo que lo que ha dicho está probado y es cierto. Los fiscales no ponen en libertad a nadie si no se creen las testificales”, sentenciaba.

Aldama, además, ha sido protagonista de la jornada tras su confesión escrita y extendida remitida al Tribunal Supremo, que le interrogará el próximo 16 de diciembre. También se sentará en el banquillo el otrora número tres del PSOE y ministro de Transportes, José Luis Ábalos, quien, pese a estar actualmente defenestrado del partido, “sabe mucho sobre Pedro Sánchez”. Un conocimiento, a ojos de Feijóo, que convierten en especialmente picante estas dos semanas en los juzgados tanto del Tribunal Supremo como de la Audiencia Nacional con las citaciones a Ábalos, Aldama, Koldo y Begoña Gómez. 

El PP quiere aprovechar este horizonte en beneficio propio para imponer su relato y tratar de persuadir a los socios para que dejen de “dejarse engañar” y se den cuenta del daño reputaciones para sus formaciones que pueden sufrir si sostienen eternamente a este Gobierno: “Los casos de corrupción acaban de empezar y hay partidos que tendrán que decidir el impacto electoral que tendrán por su apoyo al Gobierno”. 

De la “tranquilidad” del fiscal al “acoso” de Sánchez

No ha sido Alberto Núñez Feijóo el único en hablar del calendario de juicios y declaraciones que pueden sacudir al Gobierno en las próximas fechas. También el presidente del Gobierno, quien mantenía su propio corrillo a apenas unos 15 metros de distancia, valoraba las últimas noticias emanadas desde los tribunales. En la misma línea que lo demostrado en el Congreso Federal, donde se denunció que existía una industria de la desinformación aupada por PP y Vox y con más de un activista “en sede judicial”, Sánchez denunciaba ser víctima de una campaña de odio que llegar “por tierra, mar y aire”

No obstante, y fiel a su estilo, el líder del Ejecutivo se comprometía a hacerle frente y ser capaz de doblegar a toda esta colectivización ultra en 2027, año marcado en rojo en el calendario de Moncloa por el apretado calendario electoral tanto a nivel autonómico como nacional: “Los acosadores serán los que pierdan”. 

Tranquilo se encontraba también el fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, quien con más sonrisas que palabras demostraba su “calma” al tiempo que reconocía que seguía contando con la confianza del Gobierno. Sin contestar a ninguna pregunta sobre el procedimiento en su contra abierta en el Tribunal Supremo, que investiga de dónde procedieron las filtraciones sobre la confesión por fraude fiscal de Alberto González Amador, García Ortiz abandonaba rápido el salón de los pasos perdidos apartándose de esta exposición en un momento tan delicado. Curiosamente, y con apenas dos minutos de diferencia, quien también se iba rápidamente y por una de las puertas traseras era Isabel Díaz Ayuso, pareja del protagonista real de una causa que se originó a raíz de sus delitos ante Hacienda. 

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