Las quinielas que barajábamos los medios de comunicación sobre la remodelación de Gobierno que acometería Pedro Sánchez sólo han acertado en un nombre: Arancha González Laya, cuyo cese se daba por hecho tras la crisis con Marruecos y el asalto dirigido por este país sobre Ceuta. La bomba tiene tres patas: Carmen Calvo, José Luis Ábalos e Iván redondo, los tres personas de máxima confianza del presidente del Gobierno y los tres nombres de calado político que salen del Gobierno. Marlaska y Robles siguen en sus puestos, Interior y Defensa, respectivamente.

La remodelación del Consejo de Ministros es de profundo calado político, muy amplia puesto que  ha afectado a muchos más ministerios de los previstos, y que supone un cambio radical en la estrategia política de Gobierno, pero sin tocar el pilar del acuerdo de coalición con Unidas Podemos. Hace semanas que en todos los medios de comunicación se daba por seguro que el Sánchez haría cambios en el Consejo de Ministros, se publicaron las típicas quinielas e incluso Àngels Barceló le preguntó en la SER a Pedro Sánchez y su repuesta fue que no era “su prioridad” en ese “momento”.

La bomba, al menos para la prensa, es el cese al mismo tiempo de las dos personas que mandaban en Moncloa: Iván Redondo como director de Gabinete del presidente del Gobierno y Carmen Calvo como vicepresidenta primera.

Ambos eran personas de la máxima confianza de Pedro Sánchez y ambos mantenían un enfrentamiento soterrado, entre otras cosas, porque nunca antes un jefe de Gabinete del presidente había tenido tanto poder, no de palabra, sino vía Boletín Oficial del Estado. Iván Redondo estaba en todas las comisiones y subcomisiones  donde realmente se decide y donde realmente se tiene información.

Clave generacional, femenina y municipal

La remodelación es mucho más profunda de lo que nadie se esperaba y Sánchez demuestra que siempre es capaz de sorprender a propios y extraños. Una de las claves de esta remodelación de Gobierno es la generacional dado que los nuevos ministros y ministras se mueven en una horquilla de edad de entre los 40 y los 50 años, la misma que la del presidente. Pero son además personas con amplia experiencia política y técnica.

En algún momento dejará de ser noticia en este país que entren mujeres en el Consejo de Ministros o que haya más mujeres que hombres porque nadie se sorprende si es al revés, pero lo cierto es que un Gobierno del PSOE, partido que aprobó todas las leyes de igualdad y medidas feministas que existen hasta la fecha, debe ser consecuente. Entran más mujeres y tres de ellas alcaldesas (Isabel Rodríguez, Diana Morant y Raquel Sánchez Jiménez). Esto es también una apuesta clara por el municipalismo, por considerar de una vez a los ayuntamientos como las instituciones que más cerca están de los ciudadanos.

Calviño, vicepresidenta primera: gesto al mundo económico

Tradicionalmente en España la Vicepresidencia Primera se ocupa de la coordinación política de todos los ministerios, y por tanto de muelle entre las áreas económica y social. El hecho de que Pedro Sánchez haya aupado a Nadia Calviño a la Vicepresidencia Primera manda un mensaje clave: la prioridad absoluta será la recuperación económica y el manejo de los Fondos Europeos para la recuperación.

Pero quien ocupa la Vicepresidencia Primera debe dedicar muchas horas a hablar por teléfono con los ministros y ministras, debe tener “talante” para conciliar posturas muchas veces enfrentadas y debe darle los problemas resueltos al presidente del Gobierno no causarle más problemas. Nadia Calviño tiene un carácter fuerte, para algunos intransigente, la pregunta es si una vicepresidenta económica sabrá manejar los hilos de una Vicepresidencia política.