El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha acusado esta semana al líder del PP, Pablo Casado, de ser "desleal" con los intereses generales del Estado en medio de la crisis con Marruecos y de utilizar "cualquier calamidad para intentar derribar el Gobierno". Todo ello después de que el dirigente popular pidiese en el Congreso de los Diputados a Sánchez que fuese “humilde” y se “dejase ayudar” porque “le queda grande el gobierno”.

Casado se presenta ante la opinión pública como una especie de experto en relaciones internacionales, asegurando que llevaba más de un mes advirtiendo que el conflicto con Marruecos “iba a pasar y era la crónica de una crisis anunciada”. Paralelamente, desde el Partido Popular insisten en que Pedro Sánchez sea "humilde" y se "deje ayudar". Sin embargo, desde Génova 13 no aclaran los conocimientos sobre política internacional o la experiencia en materia diplomática que Pablo Casado puede aportar al presidente del Gobierno en esta delicada situación.

Al margen de sus cuestionables acciones como líder de la oposición en materia internacional (como ejemplo, basta resaltar que Casado se reunió seis días antes de la crisis migratoria con varios partidos marroquíes que reclaman Ceuta y Melilla), solo se conoce una ocasión en la que el líder del Partido Popular hizo de mediador con un gobierno. Ocurrió en 2010, Casado trabajaba para José María Aznar y la gestión consistía en negociar con el criminal Muamar el Gadafi.

Un episodio que el Partido Popular intenta obviar cuando públicamente se recuerda, tal y como ocurrió cuando Toni Cantó (por entonces en Ciudadanos) reprochó a Aznar este turbio episodio. 

El negocio más turbio de Aznar... y su ayudante Casado

Los hechos se remontan a 2010, cuando Befesa, filial del grupo Abengoa, contrató en septiembre de 2010 a Aznar para interceder con el Gobierno de Gadafi y conseguir adjudicaciones de cuatro nuevas desaladoras en Libia.

Algo que el expresidente del Gobierno admitió en su día, defendiendo que la remuneración fue "perfectamente transparente, declarada y tributada" a Hacienda.

En la época en la que se produjo el negocio, que Abengoa cifró en 950 millones de euros, Casado ejercía como asistente y vocal de la oficina de Aznar. Es decir, era el hoy presidente del Partido Popular quien recibía las comunicaciones entre Aznar y el gobierno de Gadafi.

Algo a lo que Casado quitó importancia en su día. De hecho, el hoy presidente del PP aseguró que eso era "un formalismo", similar al de recibir también "una suscripción del ABC" a su nombre. Además, se excusó en que por aquella época, “Gadafi no era considerado un dictador”.