Dicen que las comparaciones son odiosas. Y así es, sino que se lo digan a Pablo Casado. El líder del Partido Popular telefoneó el pasado martes a Pedro Sánchez con motivo de la crisis migratoria en Ceuta para expresarle su apoyo al Gobierno ante el desafío de Marruecos. Pero poco le duro tal aliento. Durante la sesión de control de este miércoles ha culpado directamente al presidente de lo que ha calificado como “la peor crisis diplomática de nuestra historia con Marruecos”. Ha llegado incluso a espetar que “el Gobierno le queda grande”. La actitud y el argumentario del dirigente popular han dejado mucho que desear. Con su postura y razonamientos no solo ha obviado el conflicto bélico de la Isla de Perejil, sino que además, ha evidenciado el diferente talante político que ante situaciones semejantes se puede mostrar desde la oposición.

Durante el conflicto de Perejil en julio del año 2002, José Luis Rodríguez Zapatero era el líder socialista y de la oposición. Caprichos del destino, apenas unos días después de que 12 militares invadieran el islote y se negaran a abandonar la zona, el Congreso de los Diputados albergó un debate sobre el estado de la nación.

Se celebró los días 15 y 16 de julio y Zapatero no titubeó a la hora de respaldar las decisiones del Gobierno de José María Aznar. Tal y como exhiben las actas del Parlamento de aquellas fechas, Zapatero comenzó su intervención con dos pronunciamientos previos, uno de ellos relacionado con Perejil: “Señor Aznar, cuenta con nosotros para defender los intereses de nuestro país ante la crisis en la relación con Marruecos, como ha hecho siempre el Partido Socialista, con plena lealtad a España, a sus intereses y a sus objetivos primordiales. Lo sabía ya el Gobierno y lo sabe ahora la Cámara y el país”, expuso Zapatero.

El entonces presidente del Gobierno agradeció el gesto. Esta fue su respuesta:

“Señora presidenta, señorías, lo primero que quiero es agradecer el apoyo que S.S. ha manifestado al Gobierno tanto en la lucha antiterrorista como con relación a la situación creada con el Reino de Marruecos a raíz de su ocupación de la llamada isla Perejil. Me parece muy importantes el pacto por las libertades y contra el terrorismo que suscribimos como una de las piezas esenciales de la lucha antiterrorista, así como también la ley de partidos, que está dispuesta naturalmente para tomar las iniciativas tendentes a ilegalizar, a poner fuera de la ley a aquellos partidos que puedan ser cómplices o encubridores del terrorismo; naturalmente hacemos bien en mantener esa política que no acepte en ningún caso los chantajes, que no esté dispuesta a que se perturbe el orden constitucional y que esté dispuesta a seguir tomando la iniciativa, a seguir adoptando medidas para acabar con el terrorismo y poner fuera de la ley a todos los que apoyan al terrorismo. (Aplausos.) En segundo lugar, señoría, le agradezco su apoyo también en la segunda cuestión que usted ha mencionado relativa a Marruecos y quiero reiterar después de escucharle -entiendo que participo de su opinión- que España no acepta hechos consumados; buscaremos y adoptaremos las fórmulas políticas y diplomáticas, pero España no puede aceptar una política de hechos consumados en ningún caso”.

Las crónicas de la época recogen que aquel debate sobre el estado de la nación lo ganó holgadamente el líder socialista. En una entrevista en La Voz de Galicia, ya con el conflicto resuelto, Zapatero afirmó que “el Gobierno se puede sentir satisfecho de tener un apoyo como el que ha tenido” y la única pega que puso fue que el desalojo fue “excesivo”, refiriéndose a que Aznar exhibió músculo militar de manera innecesaria, según su criterio: “Creo que se debería haber rebajado el contenido de la acción militar. El Gobierno ha querido tener todas las garantías a la hora de efectuar el desalojo, pero quizá han sido excesivas. Podría haber participado la Guardia Civil y habría sido suficiente. Pero el Gobierno es quien debe medir el acto y sus consecuencias. No voy a hacer de eso un debate. Hay que rebajar las apelaciones al patriotismo. A lo mejor nosotros lo hubiéramos hecho de otra manera”.