El Gobierno puso tranquilidad y cordura poco después de que el líder del Partido Popular, buscara protagonismo político a costa de una situación muy compleja, que afecta la salud de los ciudadanos. Casado había salido a la palestra reclamando acción e iniciativas fiscales, poco antes de que Pedro Sánchez adelantara que se iban a tomar medidas ante la epidemia de coronavirus: “Esta es una causa que no distingue ni de ideas, ni de colores. Sabemos dar una respuesta de país, que nos proteja a todos. No nos vamos a precipitar. Queremos que el plan sea eficaz y ajustado a la magnitud del problema”.

 Lo que vino a defender Casado fueron propuestas del programa electoral del PP, referidas al aumento fiscal en el campo de la tecnología y el medio ambiente, o la marcha atrás en las anunciadas subidas de diversos impuestos. De hecho, intentó colar el programa del PP como un paquete de medidas extraordinarias para aplicar en esta situación. Parecía ignorar que no ganó las elecciones.

Lejos de tal acusación, Pedro Sánchez, que ya había participado en una sesión de trabajo en el Ministerio de Sanidad, en donde se tomaron drásticas medidas que, más tarde, anunciaría el ministro Illa. También se puso en comunicación con los líderes políticos, los portavoces parlamentarios y los presidentes de las Comunidades Autónomas.  

Tras la conversación de Sánchez con Casado, su partido rebajaba el tono asegurando “el apoyo del PP a todas las medidas que tenga que tomar el Gobierno para frenar la expansión del virus”. Elegante pero firme, la presidenta del PSOE, Cristina Narbona, saludaba esta nueva postura de Casado en la búsqueda de acuerdos. Advirtió que las nuevas medidas para afrontar esta crisis sanitaria van a requerir el acuerdo de todo el arco parlamentario y llamó a abordarlas por encima de intereses partidistas.

Lo cierto es que, frente a ese ímpetu inicial del presidente popular por adelantarse a la jugada, la actitud del Gobierno ayer fue correcta. Hasta el punto de que, por la tarde, a la vez que el ministro de Sanidad aparecía ante los medios informativos para dar cuenta de las primeras medidas acordadas, la presidenta de la Comunidad de Madrid hacía lo propio casi simultáneamente. Las televisiones tuvieron que alternar la comparecencia de ambos políticos para facilitar la información a los espectadores.

 La buena sintonía entre el Gobierno central y las Comunidades Autónomas es fundamental. Puede marcar la diferencia entre conseguir contrarrestar la epidemia o llevar a los ciudadanos al caos. En las situaciones críticas es donde se ve la dimensión de las personas. Y cuando la toma de decisiones o de actitudes por parte de quienes tienen la política como profesión, es preciso reclamar prudencia y unanimidad para actuar y para apoyar. No es tiempo de juegos electorales. Los ciudadanos necesitan que lo políticos hagan frente común contra la enfermedad. Casado se equivocó, pero puede enmendar el error.

Enric Sopena es Presidente Ad Meritum y fundador de ElPlural.com