Pablo Casado ya no es el mismo que el que llegó a la cúspide de Génova en verano de 2018 tras derrotar a Soraya Sáenz de Santamaría en las primarias del PP. Ha cambiado sensiblemente en todos los aspectos, incluso en imagen. Su nuevo look le ha permitido reiniciar y prepararse de cara a este 10N. Todo gracias a un informe basado en un estudio de Harvard y que, según la serie 1992, ya utilizó Berlusconi para dar el salto a la política.

Nada tiene que ver con el Casado preelectoral. Ha aprendido de sus errores del pasado y ha instado a los suyos a hacer una campaña “en positivo y pedagógica”. Resaltó el líder popular que “no hace falta gritar ni faltar el respeto al adversario ni siquiera sobreactuar”. Elaborar un discurso “constructivo” será uno de los ejes de esta nueva intentona de los conservadores por asaltar el poder.

No quiero el voto del miedo ni de la ira. No quiero miedo e ira entre españoles, sino un proyecto integrador y verdadero para todos los españoles que fomente el progreso social”, explicaba el líder a sus pupilos durante la reunión de su grupo parlamentario.

Casado ha pisado el freno bruscamente, bajando el tono para hacerlo más suave y accesible, sin picos altos que busquen la confrontación. Ha suprimido de su vocabulario cualquier tipo de palabra altisonante, ha bajado el volumen y se ha presentado como un hombre tranquilo e “institucional”. Cabe recordar, llegados a este punto, la intervención de Casado en febrero en la que hiló 19 insultos diferentes dedicados a Pedro Sánchez por la polémica figura del relator.

Pero también se encuentra otra diferencia notable entre los dos Casados. El líder del Partido Popular ha extirpado de sus discursos las gesticulaciones bruscas de sus intervenciones, mítines o ruedas de prensa, pues sus asesores notaban que generaba rechazo en el electorado.

Todas estas variedades en la figura de Pablo Casado han ido acompañadas por la más evidente: la barba. Tras las vacaciones, el presidente del PP sorprendió a todos con el vello facial que emergió, cuidado minuciosamente y alejado del ámbito puramente estético. Cambio de imagen radical para el 10N que tiene su origen en un estudio elaborado por Harvard, pero también por ‘Berlusconi’.

Estudio para la renovación

Los asesores del líder popular se pusieron manos a la obra en la confección del renovado Pablo Casado. El objetivo era claro: recuperar la sangría de votos perdida por el Casado guerracivilista pre 28A, presentarse como la unión de la derecha para derrotar a Sánchez y, a su vez, imponerse a un Albert Rivera que vive hipotecado en la cruzada antisanchista.

Para implantar todos estos cambios, los asesores de Pablo Casado tuvieron que poner en marcha un estudio. Encerraron en una sala a un grupo de personas para mostrarles vídeos de políticos sin volumen. Los expertos comprobaron que, aun en silencio, el líder popular despertaba comentarios negativos entre los asistentes.

No es una técnica pionera, ni mucho menos. Los asesores de Casado se inspiraron en un estudio que la universidad de Harvard elaboró para conocer las impresiones de sus alumnos sobre los profesores. Así lo recoge Marcos Álvarez en su libro Convencer y persuadir es fácil, donde explican que las primeras conclusiones en este estudio se sacaban en los primeros segundos de vídeo.

Los doctores Nalini Ambady y Robert Rosenthal idearon esta técnica para evaluar quince facetas diferentes de los profesores. Vídeos sin sonido en los que los protagonistas aparecían impartiendo clase. Las opiniones de estos alumnos se complementaban con las de otros que sí habían asistido a las clases de estos durante el semestre completo.

Y es que, como señala Álvarez, el lenguaje corporal transmite mensajes antes incluso de comenzar la alocución. Los asesores de Casado han traslado estos mensajes al propio dirigente, para moldearlo y hacer de él de un político más acolchado, accesible y, por supuesto, que riegue a los electores con confianza.

Silvio inspira a Casado

Pero existe una curiosidad con este estudio. Según la ficción italiana, 1992, Silvio Berlusconi se basó de los mismos medios para preparar su salto a la política. “No importa lo que digas, sino como lo digas”, dicen en la aclamada serie.

Al gurú del marketing que protagoniza la ficción, Leo Notte, se le ocurre grabar en vídeo, pero sin audio, a los mejores comerciales de Publitalia, la empresa de Silvio Berlusconi. El objetivo era buscar posibles candidatos para el partido con el que Il Cavaliere daría el salto a la política un año después.