El ex teniente coronel de la Guardia Civil Antonio Tejero, cara visible del golpe de Estado del 23-F, ha recibido este viernes el alta hospitalaria tras las horas críticas vividas en la jornada del pasado jueves, cuando se comunicó que estaba ingresado en estado grave. El despacho A. Cañizares Abogados, representantes de la familia, ha afirmado que continuará su “recuperación” en un “entorno familiar”.
"Tras el desmentido inicial, nos complace informar de que Antonio Tejero Molina se encuentra en situación de estabilidad clínica y ha recibido el alta hospitalaria, continuando su recuperación en el entorno familiar", ha declarado del despacho de abogados.
Esta noticia ha sorprendido después de que en la jornada del jueves, cuando se comunicó que estaba ingresado en estado muy grave e, incluso, algunos medios de comunicación apuntaron a muerte clínica.
“¡Quieto todo el mundo!”
El ex teniente coronel de la Guardia Civil, Antonio Tejero pasó a ser una de las figuras más conocidas de la Transición Española tras ser la cara visible del fallido golpe de Estado del 23 de febrero de 1981, fecha en la que muchos historiadores sitúan como el final del periodo de transición democrática tras la muerte del dictador Francisco Franco.
En la mañana del 23 de febrero de 1981, durante la sesión de investidura de Leopoldo Calvo-Sotelo como sucesor de Adolfo Suárez como presidente del Gobierno, Tejero entró en el hemiciclo del Congreso de los Diputados, pistola en mano al grito de “!Quieto todo el mundo!”, disparando en varias ocasiones al techo del Parlamento Español, haciendo que todos los presentes se tiraran al suelo excepto tres de ellos: el expresidente Suárez, el vicepresidente Manuel Gutiérrez Mellado y el Secretario General del PCE, Santiago Carrillo.
Tras esto, los diputados presentes pasaron más de 17 horas secuestrados en la Cámara Baja. El golpe fracasó al no recibir los apoyos militares necesarios para tomar el país y sus cabecillas, el segundo jefe del Estado Mayor del Ejército, Alfonso Armada, el capitán general Jaime Milans del Bosch y el propio Tejero, fueron detenidos y condenados a 30 años de prisión cada uno de ellos, aunque ninguno de los golpistas cumplió íntegramente su condena.
El rey, pieza clave en el suceso
El golpe terminó de venirse abajo cuando el rey Juan Carlos I, ataviado con su uniforme militar, apareció de madrugada en televisión rechazando el golpe de Estado y manteniendo firme su apoyo con el proceso democrático del país. “La Corona, símbolo de la permanencia y unidad de la Patria, no puede tolerar en forma alguna acciones o actitudes de personas que pretendan interrumpir por la fuerza el proceso democrático que la Constitución votada por el pueblo español determinó en su día a través de referéndum”, sentenció el monarca.
La disconformidad por parte de algunos estamentos del Ejército sobre la transición democrática de España (incluida la legalización del Partido Comunista), el camino hacia la creación del Estado de las Autonomías, y el auge del terrorismo de ETA son algunos de los motivos que habrían llevado a este grupo de militares a intentar tomar el poder por la fuerza.
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