Después de una semana en el ostracismo, Albert Rivera vuelve al ruedo en la época más convulsa de Ciudadanos desde su fundación. Pactos con la ultraderecha, ruptura con Valls, desmentido de Macron y la fractura interna traspasando la frontera de lo público. Este es el contexto en el que se desarrollará el Consejo General del partido liberal. Un potente desastre que pretenden atajar cuanto antes.

El Consejo General de Ciudadanos es el órgano máximo del partido en el periodo entre Asambleas – la próxima se celebrará en 2021 -. La cuestión es que este cónclave naranja no puede llegar en un momento más oportuno. El destino ha querido que los liberales se reúnan en pleno maremoto tras las dimisiones de Toni Roldán, Juan Vázquez y Javier Nart, este último tan sólo renuncia a la Ejecutiva del partido.

Su reaparición servirá para mostrar el músculo – de puertas para dentro – ante los que critican su deriva derechista y su estrategia de vetos y bloqueo a Pedro Sánchez. Sin embargo, esta convención liberal servirá también para que los disidentes puedan trasladar, ante el resto del partido, su visión en materia de acuerdos de gobierno.

Oportunidad para los críticos

El cónclave puede marcar el futuro de Ciudadanos antes de la siguiente Asamblea, prevista para dentro de dos años. Pese a que el adiós de Toni Roldán ha puesto de manifiesto las dos corrientes internas, el riverismo mantiene su gran poder en el seno de la formación. No obstante, las voces críticas empiezan a perder el miedo a mostrar su verdadera cara.

El Consejo es el órgano encargado de fijar las líneas de actuación de la política de Ciudadanos. Por tanto, es el momento idóneo para que los contrarios al veto impuesto por la cúpula introduzcan sus postulados en pos de la investidura de Pedro Sánchez. Es una oportunidad única, pero también resulta una jugada arriesgada, pues el movimiento crítico podría salir debilitado.

Luis Garicano y Javier Nart volverán a llevar el documento que fue tumbado por la Ejecutiva el pasado lunes. Sin embargo, es difícil de calcular la influencia que tendría el ala socioliberal y crítica en un Consejo General, donde algunos miembros del partido dilucidarán la potencia de este movimiento contrario al líder.

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Rivera da la cara

Una semana ha pasado desde que España viese por última vez el rostro de Rivera ante una cámara. Una aparición para olvidar para el líder de Ciudadanos. Su socio europeo le desmintió en el acto. Un duro varapalo del que le ha costado recuperarse, aderezado con una ristra de crochés por parte de Roldán, Nart Y Juan Vázquez.

Después de mandar al fuego mediático a Inés Arrimadas y, en meno medida, a José Manuel Villegas, Albert vuelve a tomar los mandos de la nave naranja. Quizás puede que sea un poco tarde, pero querrá sofocar las llamas en las que se está sumiendo un partido que no había presentado síntomas perceptibles de enfermedad o bien se ha disimulado a la perfección.