Ya es oficial. La incapacidad de Pedro Sánchez para articular una mayoría parlamentaria suficiente para ser investido presidente ha forzado al rey Felipe VI a dar por concluida la legislatura, disolver las Cortes y convocar la repetición electoral para el 10N. Las diferentes formaciones ya se rearman para la nueva batalla electoral, evaluando su situación y esbozando sus argumentarios.

En este sentido, Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) deberá afrontar el pistoletazo de salida con un hándicap: parte del sector independentista más radical que apostó por ellos el 28A, ahora, le da la espalda.

Tal y como admiten fuentes internas consultadas por ElPlural.com, ERC es de los partidos más perjudicados por la repetición electoral ya que salen quemados de las negociaciones, a pesar de que se han acercado poco a la lumbre (PSOE y Podemos son los más desgastados). El diputado y portavoz de Esquerra en el Congreso, Gabriel Rufián, medió entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias en las horas previas a la segunda votación de la investidura fallida del presidente en funciones para lograr un acuerdo e investirle.

El acercamiento no solo no se concretó, sino que se incidió en la fractura, lo que desencadenó una monumental bronca de Rufián desde la tribuna que fue aplaudido por buena parte de la ciudadanía.

Su implicación fue duramente criticada tanto por simpatizantes del independentismo republicano como, incluso, por miembros de su propio partido. En ERC existía, y existe, un debate en torno a la posición que deben mantener de cara a la formación de Gobierno. “Nos están atizando en Catalunya”, admitió una de las fuentes consultadas. Un simple repaso por las redes sociales aquel día mostraba ingentes cantidades de usuarios de Twitter con el lazo amarillo en su nickname cargado contra Rufián.

Este desencuentro aún no se ha resuelto y, a nivel interno, existe cierta preocupación: “Pinta mal. El sector más nacionalista va a por nosotros”, lamentan.

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El mártir

ERC ganó las elecciones generales en Catalunya con casi un 25% que cristalizó en 15 diputados, seguido muy de cerca por el PSC, que cosechó 12 escaños con apenas un punto porcentual de diferencia. La pregunta que se hacen, ahora, es si la hostilidad de parte del independentismo más radical castigará la postura de ERC, más pragmática y realista; y si esto repercutirá en el resultado del 10N.

Antes de la cita con las urnas se conocerá la sentencia del procés, que se espera dura. Vienen curvas y Catalunya se convertirá a buen seguro en un polvorín imprevisible. Pero esta coyuntura ofrece una oportunidad, por frívola que sea, para ERC: mientras Carles Puigdemont anda por Europa, Oriol Junqueras y compañía están en prisión y se comerán la sentencia. Este argumento podría ser la baza que salve -en términos puramente electorales- a los republicanos catalanes.

La otra gran preocupación en las filas de ERC es que, el desencanto del electorado de izquierdas con PSOE, Podemos y sus confluencias puede llevar en volandas a las tres derechas a La Moncloa, lo que a todas luces sería catastrófico para ERC puesto que Partido Popular y Ciudadanos (empujados también por Vox) tienen la aplicación del 155 entre sus prioridades.