El cardenal Joao Braz de Aviz, prefecto de la Congrecación para los Institutos de Vida Consagrada, reconoce que el Vaticano contaba con documentos sobre la pederastia del fundador de los Legionarios de Cristo, Marcial Maciel desde 1943. En una entrevista a la revista católica Vida Nueva, el clérigo aseguró que "quien lo tapó era una mafia, ellos no eran Iglesia".

Braz estuvo en Madrid hace escasamente un mes para participar en la clausura de la asamblea general de la Confederación Española de Religiosos. El cardenal aseguró que tenía la impresión de que "las denuncias de abusos crecerán, porque solo estamos en el inicio" y lamenta que "llevamos 70 años encubriendo y esto ha sido un tremendo error".

Los Legionarios de Cristo han reaparecido tras doce años y una década después de la muerte de su fundador, Marcial Maciel, amigo personal de varios de los Papas y el que se ha descubierto como uno de los mayores pederastas de la Iglesia, según las palabras de Braz. Maciel contaba con el benplácito de Juan Pablo II, quien le presentaba como apóstol de la juventud, pero también con el de muchos obispos y cardenales.

De hecho, Benedicto XVI le ofreció un retiro en México para lo que le quedaba de vida con el fin de dedicarse a la "oración y a la penitencia". Sin embargo, Maciel falleció dos años más tarde de esa oferta y sin un ápice de arrepentimiento pese a conocerse varios detalles de sus actividades.

El fundador de los Legionarios de Cristo aglutinaba varias denuncias que no dejaron de llegar, incluso de mujeres con las que había tenido hijos. Una de sus víctimas, Alejandro Espinosa, declaró en 1999 que "esperaban a que Dios les sacara del atolladero con la muerte de Juan Pablo II o la del acusado".

Maciel incluso iba para santo, pero varios seminaristas de los que abusó se unieron para pedirle al Vaticano que desechara esta idea. "Es una guía eficaz de la juventud", esgrimía Juan Pablo II cuando las denuncias eran ya públicas.