Después de dos días de rondas de contacto con los diversos líderes políticos con representación en el Congreso de los Diputados, el rey Felipe VI ha encargado a Sánchez la tarea de buscar apoyos en los próximos días en pro de constituir una mayoría suficiente para que la legislatura eche a andar de forma oficial. Así lo ha anunciado este jueves pasadas las 9 de la noche la presidenta del Congreso de los Diputados, Meritxell Batet.

Son muchas, y muy variopintas, las peticiones mostradas por los dirigentes para facilitar la investidura del presidente del Gobierno. Sin embargo, con las partes enrocadas ahora mismo en defender su parcela particular, tratar de encontrar la vía del diálogo será clave para que, finalmente, el imperio de las urnas fructifique y no se tengan que repetir elecciones.

José María Mazón, candidato del Partido Regionalista Cántabro, fue el primero en avisar de que su escaño no saldría gratis. El AVE, condición indispensable para el candidato. Mismo escenario para Joan Baldoví (Compromís), que pidió una reorganización del reparto presupuestario autonómico que fuera más beneficiario para los valencianos. Ana Oramas, por su parte, ha adelantado su portazo al PSOE si Podemos entra en el Ejecutivo.

Pero si alguien dio la campanada e hizo saltar las alarmas, ganándose la atención de todos los medios por el juego de poder que suponía su proposición fue Javier Esparza (Unión del Pueblo Navarro). Dos escaños a cambio de que los socialistas se abstengan en Navarra y faciliten la gobernabilidad a nivel territorial a la coalición Navarra Suma (UPN-PP-Cs). Sus socios han cargado contra esta iniciativa a nivel general, aunque la delegación popular de la región, tal y como adelantó en exclusiva ElPlural.com, estaría dispuesta a hacer lo que fuese.

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Llegado el turno de los nacionalistas, la gran ausencia la han protagonizado ERC y EH Bildu al negarse a reunirse con el jefe de estado al considerar que esto sería una forma de legitimar su figura. Si lo ha hecho Junts per Catalunya, aunque Laura Borràs le ha espetado la frase del día: “Los catalanes no tenemos rey”. Aitor Esteban, dirigente del PNV, ha sido mucho más cauto y ha tratado de esconder sus condiciones para investir a Sánchez.

Tras ellos ha llegado el turno de los platos fuertes. Los cinco grandes partidos han entrado en escena. Abascal ha sido el primero de ellos, visiblemente emocionado y reconociendo en todo momento los gestos realizados por el monarca: “Le he agradecido el discurso del 3-O”. Una lealtad a la corona que se ha encargado de difundir a través de las redes sociales, anunciando con fe y energía que su formación estará siempre dispuesta a defender a su patria y sus símbolos.

Pablo Iglesias ha mantenido un trato mucho más pragmático. Es la otra gran fuerza de la izquierda, y su papel en lo que a pactos se refiere es trascendental. Los morados, pese al tirón de orejas continuo de altos cargos socialistas, mantienen su posición férrea. “Creemos que lo mejor para España es un Gobierno progresista con el PSOE y nosotros". Para nosotros los desafíos del futuro implican políticas diferentes a las que se han hecho hasta ahora. Nos podemos encontrar varios años sin elecciones y eso es una magnífica noticia", ha alegado Iglesias volviendo a incidir en su voluntad de ocupar ministerios y poder controlar la legislatura desde dentro.

Ciudadanos ha decidido optar por un perfil bajo. Repitiendo hasta la saciedad que facilitar los anhelos del PSOE no es una opción, Rivera ha pedido a Sánchez que cumpla con sus obligaciones y alcance mayorías. Además, ha reivindicado el papel de su partido y se ha posicionado como “oposición fuerte”: “No permitiremos ni una concesión a los nacionalistas, defenderemos a las familias frente a sus sablazos fiscales e impulsaremos los grandes pactos de Estado y las reformas pendientes en España”.

"Hay que dejar de lado el tacticismo y avanzar rumbo a la estabilidad", ha pedido Pablo Casado. El popular ha sido el último líder que ha visitado la Zarzuela previamente a la visita del presidente del Gobierno. Preguntado posteriormente en el Congreso de los Diputados, ha reconocido que Sánchez tiene ante sí varias alternativas. Aún así, ha negado que el PP vaya a facilitar el mandato socialista porque no se fían de Sánchez: "El Partido Popular ha sido muy responsable a pesar de lo que diga la izquierda. La primera vez que me reuní con Sánchez fue para aceptar todas aquellas medidas de estado que me propuso y para aplicar dos medidas propias que propiciaran una gran coalición en España", ha alegado el líder popular. "Nosotros no recibimos respuesta hasta que los medios nos avisaron de los presupuestos con Iglesias y el pacto de Pedralbes con Torra", ha sentenciado. 

El último ha sido Pedro Sánchez. Candidato de la lista más votada y con un panorama alentador mirando a la izquierda. Aunque no será fácil: las negociaciones con Podemos han dejado de avanzar por las exigencias moradas, los independentistas no parecen la mejor de las opciones y el resto de fuerzas pide su parte del pastel. El equipo negociador deberá ponerse manos a la obra, descolgar el teléfono y tratar de elaborar una estrategia que convenza a los más escépticos.