Los aliados del Gobierno pusieron sobre la mesa el nombre de Alberto Núñez Feijóo como susceptible a ser citado para la comisión de investigación en el Congreso. El líder de la oposición estaba en el punto de mira, debido a la acumulación de diversos contratos que están bajo la lupa. Tres casos sospechosos durante el mandato del ahora presidente del PP al frente de la Xunta, por los que no tendrá que responder – de momento – en sede parlamentaria. El Bloque Nacionalista Galego (BNG) fue uno de los grupos que solicitó su comparecencia, aunque sin éxito. Su petición no fue escuchada. O, según denuncian ellos, fue “vetada” por el Partido Socialista, fruto de un “pacto tácito o explícito” con los populares para evitar que sus líderes – el propio Feijóo y Pedro Sánchez – desfilasen por las comisiones de ambas Cámaras. “No es difícil sacar la conclusión”, denuncian desde la formación nacionalista.

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Antes de que las comisiones de investigación tomasen forma en Congreso y Senado, el bloque de la investidura sondeó la posibilidad de incluir a Alberto Núñez Feijóo como compareciente. La imagen era potente: el líder de la oposición enfrentándose a su pasado en la Xunta de Galicia por contrataciones sospechosas durante los meses más duros de la pandemia que, en resumen, es el objeto de la fiscalización parlamentaria. En paralelo, el Partido Popular amenazaba con extrapolar las pesquisas al entorno más cercano del presidente del Gobierno e incluso sopesaron que el propio Pedro Sánchez desfilara ante la Cámara Alta.

Varias fuerzas políticas de calado nacional y regional han lamentado el “partido de ping pong” en el que PSOE y PP han convertido la fiscalización de los contratos de mascarillas. De hecho, los grupos que sostienen a la coalición han pedido “prudencia” en reiteradas ocasiones al principal partido del Gobierno para no convertir la comisión en una suerte de lucha encarnizada más propia del tiempo bipartidista que de la política contemporánea. En público, Aitor Esteban, portavoz del PNV, se ha pronunciado en estos términos sin tapujos, subrayando su falta de fe en estos grupos de trabajo. Los mismos términos ha utilizado el portavoz de Podemos, Javier Sánchez Serna, en rueda de prensa, encapsulando los interrogatorios a una guerra del pasado entre los dos partidos tradicionales.

Enfado del BNG

No son los únicos que ponen el grito en el cielo contra una comisión -la del Congreso- bastante criticada por los socios del Gobierno. El Bloque Nacionalista Galego (BNG) camina el mismo sendero, aunque exhibe más ambición en sus quejas hacia el Grupo Socialista. La semana pasada, tras cerrarse el acuerdo que dio luz a la lista de comparecientes y las solicitudes de información, fuentes parlamentarias exponían su desconcierto ante el “veto” del Partido Socialista a uno de los nombres que figuraban en las peticiones: el de Alberto Núñez Feijóo.

Los soberanistas pusieron sobre la mesa la posibilidad de que el expresidente de la Xunta durante el ámbito de investigación de la comisión engrosara la lista de citados. De hecho, incluso fuentes socialistas confirmaban que también figuraría entre sus peticiones. Sin embargo, el PSOE se descabalgó de esas intenciones, coincidiendo con la estrategia del Partido Popular de dejar fuera de su comisión en el Senado no sólo a la mujer del presidente del Gobierno, Begoña Gómez, sino al propio Pedro Sánchez.

Desde el BNG creen que “es evidente” la existencia de un pacto “tácito o explícito” entre las dos grandes fuerzas del arco parlamentario. Una suerte de pasteleo que desemboca en el veto a Feijóo, pero no así a su sucesor en la Xunta, Alfonso Rueda, quien ostentaba la Vicepresidencia en aquella época. “Era el máximo responsable”, lamentaban fuentes de la fuerza soberanista en privado. Justificación que, por otro lado, su diputado en Madrid, Néstor Rego, ha verbalizado desde el Congreso de los Diputados. Los soberanistas acusan al PSOE de torpedear la comparecencia de Feijóo en la comisión parlamentaria, máxime cuando se han aceptado “nueve de las diez propuestas” que los nacionalistas gallegos pusieron sobre la mesa. Coincide, precisamente, que ese último nombre que se quedó fuera de concurso es el del líder de la oposición.

Rueda sí, Feijóo no

Néstor Rego ha vinculado esta decisión con la “sorprendente” decisión del PP de “no solicitase la comparecencia” de Sánchez y de su mujer pese a haberlo anunciado “en tono amenazante” en sede parlamentaria. “En paralelo, el correlato del PSOE, que salva a Feijóo. No es difícil extraer la conclusión”, ha lamentado el diputado soberanista, al tiempo que acusaba a los socialistas de adoptar una actitud “vergonzosa” en una comisión que adolece del espíritu de fiscalizar “todos los casos de corrupción”. En el BNG, a juzgar por las palabras de Rego, asumen que se trata de un “debate partidista de unos y otros” en una guerra en la que la corrupción se usa como “arma arrojadiza” contra el adversario.

Rego ha defendido que se trata de un “veto evidente” porque los socialistas sí han aceptado la citación de Alfonso Rueda, presidente de la Xunta actual. El sucesor de Feijóo, en aquella etapa, ostentaba la vicepresidencia del Gobierno autonómico. No entienden que el máximo mandatario gallego hasta 2022 no sea de la partida y sí su segundo, máxime cuando por la comisión de investigación desfilarán otros expresidentes autonómicos como Ángel Víctor Torres o Francina Armengol, de los Ejecutivos de Canarias y Baleares. “No tiene ningún tipo de sentido. Feijóo debe responder al menos en relación con tres casos de compra de material sanitario. Es más teatro que voluntad real de conocer lo que sucedió en la pandemia”, ha rematado.

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