De la sesión de control al Gobierno que tuvo lugar ayer en el Congreso de los Diputados, quedaron claras varias cosas. La primera, por orden de aparición, los nervios del líder del PP, Pablo Casado, que seguramente tenían que ver con los graves indicios de corrupción institucional que está analizando el juez García Castellón en la Audiencia Nacional, referidos a exaltos cargos de su partido y del gobierno de Mariano Rajoy.

Eso explicaría la arremetida furiosa de Casado en el minuto uno de su intervención. Disparó contra Pedro Sánchez, acusándole de todo tipo de maldades sobre la gestión de la pandemia y de lo que hiciera falta. Sobreactuación, exageración y despropósito resumen la actuación del PP en el debate parlamentario del miércoles. Como viene siendo habitual, mucha crítica desaforada y poca aportación al bien común.

Pero el otro aspecto que parece mucho más interesante por las expectativas que se apuntan, es el toma y daca de preguntas y respuestas entre el presidente del Gobierno y ERC. Tras explicar Sánchez la necesidad de aprobar unos presupuestos generales progresistas, para dar respuesta a todas las cuestiones pendientes, Gabriel Rufián, portavoz de los republicanos, matizó que no da igual con quien se aprueben los presupuestos. Contrapuso ERC y Ciudadanos, para señalar que ellos son independentistas pero de izquierdas, y el partido de Arrimadas es una formación de derechas.

Para Rufián, Sánchez estaría intentando reavivar a uno de los partidos de la derecha. Y aquí vino lo peculiar. Porque el líder de la formación republicana, sumida en Cataluña en un enorme conflicto frente a otras apuestas independentistas y con unas elecciones en el horizonte, le dijo al presidente socialista: “Les pido que aguanten, porque si aguantan nosotros aguantaremos igualmente”.

Palabras que no debieron sonar mal a Sánchez quien contestó que Ciudadanos ya optó en mayo por dar el gobierno de Madrid al PP con el apoyo de la ultraderecha. También recordó que eso ha pasado en Andalucía, en Castilla y León y en Murcia. Para añadir: “Ciudadanos no se ha salido de la foto de Colón”, recordando aquella imagen que unió a Pablo Casado, Santiago Abascal y Albert Rivera. Pidió el presidente a Rufián, que supere la dialéctica ideológica, en aras de conseguir unos presupuestos progresistas.

La verdad es que este intercambio de enigmáticos matices lleva a pensar que acaso se esté trabajando en un acuerdo para sacar adelante los Presupuestos en parecida proporción a lo que ocurrió en la investidura de Pedro Sánchez. Entonces, el candidato obtuvo 167 síes frente a 165 votos negativos. Pero aunque, como dicen los expertos, todo es muy líquido, a lo mejor Ciudadanos hasta podría optar por la abstención como salida digna, con lo que las cuentas públicas verían la luz con más holgura. Desde luego, es evidente que algo se cuece con ERC.