Pedro Sánchez mandó el miércoles una carta a la ciudadanía en la que anunciaba que se está planteando su dimisión como presidente del Gobierno tras las diligencias abiertas por un juzgado de Madrid contra su mujer por el caso Koldo. “Necesito parar y reflexionar”, expresaba, a la vez que ha anunciado que cancela su agenda hasta el próximo lunes 29 de abril, día en el que comparecerá ante los medios de comunicación para anunciar su decisión. Se abren cuatro posibles escenarios; desde que no ocurra nada, hasta unas posibles nuevas elecciones generales.

El presidente del Gobierno dio un vuelco al tablero político una vez más. Su carta dispara la especulación hasta el próximo lunes, fecha en la que él mismo arrojará luz ante la incertidumbre sembrada. Hasta entonces, hay múltiples escenarios y salidas posibles de una situación de la que, de un modo u otro, saldrá reforzado. Con su misiva, ha reagrupado al espectro progresista, tanto de su partido como del resto de sus aliados parlamentarios e incluso podría tener un impacto directo en las vitales elecciones catalanas, según la decisión que acabe adoptando. Por el momento, sólo queda repasar cuáles son esos cuatro caminos ante los que se encuentra Sánchez.

Seguir y dar la batalla a la derecha

La primera opción de este abanico de posibilidades pasa por continuar al frente del Gobierno progresista. Sánchez se preguntaba en la carta si “merecía la pena” seguir liderando el Ejecutivo de coalición pese a los ataques constantes y furibundos de la “jauría ultra”. De esta manera, revitalizaría su figura como garante de la democracia ante las campañas de “deslegitimación” de la derecha.

Nuevas elecciones

No obstante, en caso de que ese proceso de introspección desemboque en otra vía distinta a la de continuar en Moncloa, una de las opciones que podría barajar sería un nuevo adelanto electoral. Sin embargo, para esta vía habría que esperar, como mínimo al 30 de mayo, fecha en la que anunció la convocatoria de los comicios del 23J tras el batacazo del PSOE en las municipales y autonómicas. Por ello, aunque esta fuera la decisión, debería postergarse. A partir de la fecha en cuestión, empezarían a contar los 54 días que deben transcurrir entre el anuncio y la celebración de otras elecciones generales; las terceras que Sánchez convoca por adelantado tras el 2019 y las del ejercicio pasado.

La vía de la dimisión

En cambio, si opta por una salida más rápida y no emplazar su continuidad en el Gobierno a los ciudadanos, el presidente podría presentar su renuncia sin la necesidad de una nueva convocatoria de elecciones. Tan sólo bastaría con otra sesión de investidura en el Congreso, ateniéndose a los resultados electorales del 23 de julio. En tal caso, con arreglo al artículo 101 de la Constitución, el Gobierno cesante “continuará en funciones hasta la toma de posesión” del nuevo equipo.

La cuestión de confianza

Otro de los escenarios, quizás la opción más factible dentro de este abanico y con la que más han jugado analistas y opinadores. Acorde a lo estipulado en el artículo 112 de la Constitución, el presidente del Gobierno, previa deliberación del Consejo de Ministros, “puede plantear ante el Congreso de los Diputados la cuestión de confianza sobre su programa o sobre una declaración de política general”.

Este paso tampoco requeriría de un adelanto electoral siempre y cuando el Congreso vote mayoritariamente a favor de darle la confianza. El citado artículo de la ley fundamental abunda en que “si el Congreso niega su confianza al Gobierno, éste presentará su dimisión al Rey, procediéndose a continuación a la designación de presidente del Gobierno, según lo dispuesto en el artículo 99”. En este supuesto se debería poner en marcha una nueva ronda de consultas entre el rey y todos los grupos del arco parlamentario, en orden de menor a mayor según el resultado de las elecciones generales del 23J. Así, los partidos podrían presentar a su candidato, siendo designando el que el monarca estime con más apoyo con arreglo a sus reuniones.

Comodín europeo

Más que como opción, aparece sujeta a la rama de la dimisión, el comodín de Bruselas. Antes de que Sánchez abandonara la política nacional, el todavía presidente del Gobierno podría dar el salto a la Unión Europea, ya sea en la Comisión Europea, Consejo de la UE o el Parlamento Europeo. Cabe señalar que todos estos organismos comunitarios tienen pendiente la renovación de sus presidencias toda vez concluya el proceso electoral que se inicie el 9 de junio.

La casualidad ha querido que los socialistas cerraran ya su cabeza de lista para los comicios europeos, depositando en Teresa Ribera como candidata al Parlamento Europeo. No obstante, en el juego de la especulación sobre el futuro de Sánchez se antoja complicado no mirar hacia las instituciones comunitarias. Dentro de las bajas probabilidades de que esto pase, lo que sonaría con más fuerza sería la designación como presidente del Consejo Europeo.

La opción menos viable sería la presidencia de la Cámara comunitaria, dado que se accede tras ser elegido eurodiputado. A pesar de que tendría tiempo de sobra para incluir su nombre en las listas socialistas, esta vía está totalmente descartada. Como también lo está la presidencia de la Comisión Europea, el puesto de mayor rango dentro del escalafón comunitario. Los socialistas europeos han designado al luxemburgués Nicolas Schmit como candidato a suceder a la conservadora Ursula Von der Leyen.

 

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