La expectación era máxima. Dos púgiles de altura se medían en el Senado. A un lado del cuadrilátero, Pedro Sánchez, presidente del Gobierno; al otro, el líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo. El primero de ellos ha recurrido a un tono más afilado, aventurándose a tildar de “ridícula” la actitud del PP. El segundo, le ha afeado los insultos dedicados en el pasado pese a que él mismo ha comparado al presidente con un dictador sanguinario. En definitiva, un cuerpo a cuerpo en el que ambos contendientes se han reprochado mutuamente los improperios y las propuestas concretas y realistas, de no ser por Sánchez, hubieran brillado por su ausencia. El líder del Ejecutivo ha anunciado que topará el gas de las empresas de cogeneración y ampliará las ayudas sociales el tiempo que sea menester; mientras el dirigente gallego apenas ha profundizado en un plan que dice que remitirá a Moncloa y que pivota en torno a la energía nuclear.

Hay citas que no cumplen con las expectativas generadas, y esta puede haber sido una de ellas. Eran las 15:30 horas y la imagen del hall del Senado evocaba a grandes jornadas tales como la moción de censura contra Mariano Rajoy  o la investidura de Pedro Sánchez. Colas interminables de periodistas para acreditarse -más de uno, incluso ha optado por saltarse el trámite-. Desfile de rostros conocidos, pues las primeras espadas no faltan a los eventos importantes. El ring estaba dispuesto, los focos iluminaban la tribuna de oradores, las televisiones pinchaban la señal… ¿Y? El intercambio de impresiones entre Sánchez y Feijóo no ha tenido mayor fruto que el anuncio del presidente del Gobierno de topar el precio del gas de las plantas de cogeneración.

Incertidumbre y miedo

Sánchez ha comenzado su intervención garantizando que es perfectamente consciente de que tres grandes interrogantes concentran la preocupación de la ciudadanía: qué va a pasar con la energía, la inflación y el empleo y la economía en su conjuntos. Es por ello, ha dicho, por lo que ha acudido al Senado a explicar la planificación del Gobierno, para informar a sus señorías y trasladar certidumbre a la ciudadanía.

“No sabemos qué va a pasar", ha deslizado, recordando que Putin “está utilizando el gas como arma de guerra” y es posible que cierre el grifo. O no, porque de igual forma podría mantener cierto flujo para “pagar las facturas de la guerra”. En cualquier caso, “nos estamos preparando para lo peor”, a saber, “un corte total”. El peor de los escenarios se afrontará con una carta de navegación a la que ha atinado a llamar plan de contingencia que aquilatará el decreto de ahorro energético y que trabaja desde hace semanas con las industrias, los grupos parlamentarios y las comunidades autónomas.

Un plan que pasaría por “cambiar un poco nuestros hábitos de vida”. Los detalles los comunicará conforme avance su desarrollo, que se espera que concluya en octubre y esté listo para el otoño. Lo que sí ha asegurado es que no serán medidas “dramáticas” ni habrá “apagones” o “racionamiento de bombonas de butano…”. “Ninguna de esas escenas apocalípticas” de las que habla “la derecha y la ultraderecha” se cumplirá. “Lo ciudadanos pueden estar tranquilos”, han remachado. En este punto, ha lamentado que Feijóo se haya abonado al catastrofismo, apuntando que “lo que nunca debe hacer un líder político es jugar con el miedo de la población”.

Insultas tú, insulto yo

La comparación hecha por Feijóo sobre Sánchez y El otoño del patriarca, una novela de Gabriel García Márquez que versa sobre un dictador sanguinario, calentó el encuentro. Resulta curioso que el líder de la oposición relacionara al presidente del Gobierno con sátrapas y, horas después, censurara que algunos ministros socialistas le llamaron “catastrofista, Trump e ignorante”. “No es que me ofendan. Sus improperios dicen más de usted que de mí. Pero mientras los ministros insultan, descuidan sus labores”, ha llegado a decir. Acto seguido, ha pedido la dimisión de los ministros de Unidas Podemos y de aquellos que “no están a la altura”.

El gallego pretendía exhibir su perfil más moderado, magnánimo y presidencial, pero antes de empezar el pleno, ya había minado él mismo tamaño objetivo y Sánchez ha aprovechado  para incidir en su incoherencia: “¿O cree que compararme con El otoño del patriarca no es un insulto? ¿Es incultura o mala fe?”. En el turno de réplica de Feijóo ha matizado que “es evidente que usted no es es un dictador, porque un dictador es una persona que manda y usted no manda ni siquiera en su Gobierno. He dicho y lo reitero, es un mal presidente en sus últimos momentos. No es un insulto, es una crónica”. "En una misma frase es capaz de insultar y decir que no insulta. Dígame cuándo le he insultado. A mí, si un asesor me pone que para criticarme utilizara el titulo de una obra que hace referencia a dictadores sanguinarios, la hubiera tachado”, ha zanjado el mandatario socialista.

Insultos aparte, Feijóo se ha congratulado de que Sánchez asuma como propias algunas de las medidas propuestas por el PP como la rebaja del IVA del gas o las ayudas a la industria de cogeneración. Asimismo, le ha trasladado algunas de las iniciativas que incluye su plan de energía para que pueda estudiarlo, ironizando con que “dice que usted [Sánchez] tiene un plan, pero aún no lo tiene acabado”. El plan del PP para afrontar el duro invierno es: impulsar el ahorro energético premiando a quienes reduzcan su consumo, ayudas a las empresas, apostar por las renovables y aprovechar la capacidad total de generación de energía de España, con especial interés a la energía nuclear.

Post partido

Lecturas bien distintas han hecho los equipos de cada púgil. Fuentes populares bromean con que el PSOE ha vuelto a “encontrar inspiración en las propuestas del Partido Popular”. “Su gran anuncio de este martes lo pedimos este fin de semana y lo reiteró ayer mismo el presidente del PP. Estamos encantados de ayudar al Gobierno. Les pedimos que sigan copiando los planes económicos del PP deflactando el IRPF a las rentas medias y bajas para afrontar los efectos de la inflación”, sostienen.

Por su parte, fuentes de Ferraz consideran que Sánchez sale victorioso de un debate en el que se ha mostrado “pedagógico, empático y cercano”, “defendiendo un país que prefiere la esperanza y las soluciones al miedo”.