María Dolores de Cospedal en el segundo semestre de 2011 se convirtió en la mujer con más poder en España, tras lograr la victoria en la Comunidad de Castilla-La Mancha y sentirse a la derecha de quien a final de año lograría ser el presidente más votado de la historia democrática del país, Mariano Rajoy.

La secretaria general del PP controlaba el partido en todas las regiones de España, se presentaba como la única capaz de desbancar al PSOE de la presidencia del Gobierno castellano-manchego, donde gobernaba desde 1983, y, además, puso en práctica la llamada “Dieta Cospedal”, un plan de recortes y ajustes demoledor que dejó en “los huesos” a una tierra que cuatro años después la expulsaría del Ejecutivo de Fuensalida (sede del Gobierno manchego). A partir de aquí, en mayo de 2015, comenzó el lento pero imparable declive de Cospedal.

Sin embargo, antes de su caída política y su descrédito como gestora administrativa, María Dolores de Cospedal gozó de la simpatía, del apoyo y de la complicidad de gran parte del poder fáctico de este país. Empresarios, jueces, periodistas, banqueros, aristócratas…una larga lista de la llamada “beautiful people” entraron a formar parte de la agenda social de la madrileña, que en diciembre de 2010 reunía en Toledo a toda la plana mayor económica del PP, con Rajoy y Rodrigo Rato a la cabeza, y a lo más granado del Ibex 35. Tanto “Armani” necesitaba una casa directamente proporcional al poder político, social y financiero de los “nuevos amigos”.

Dicho y hecho. En septiembre de 2011 el esposo de Cospedal, el empresario y otrora “príncipe del ladrillo”, Ignacio López del Hierro, adquiría a través de su empresa Hilo de Inversiones una mansión en Toledo valorada en 2,3 millones de euros, situada en la elitista zona residencial de “Los Cigarrales”, con un total construido de 584 metros cuadrados y una parcela superior a los 12.000 metros, como adelantó en su día en exclusiva ElPlural.com. La leyenda comenzaba a forjarse.

Un regalo de un millón de euros

La empresa de López del Hierro, Hilo de Inversiones, no tuvo reparos en regalar a María Dolores de Cospedal la mitad de esta mansión. Bueno, en realidad la en ese momento presidenta de Castilla-La Mancha logró la mitad de ese “casoplón” por “donación de la mitad indivisa del pleno dominio de la finca con carácter privativo”, según nota simple dada a conocer en su día por nuestro periódico. Es decir, una empresa que tiene o tenía intereses en casi todo el territorio nacional, incluida Castilla-La Mancha, le regaló a la presidenta de esta comunidad un inmueble valorado en algo más de un millón de euros. Eso sí, aparentemente todo fue legal, otra cosa distinta es que fuera moral, máxime cuando en esa época la crisis castigaba sin miramientos a los más débiles y Cospedal llevaba a cabo sus salvajes y destructores recortes en la comunidad.

Durante algunos años, “El Cigarral de la Ermita”, que es como se llama la “mansión-búnker” de los López del Hierro-Cospedal, fue lugar muy visitado por las altas esferas del poder. Por allí, según reconocen vecinos a este periódico, era habitual ver numerosos coches de alta gama, con cristales tintados, además de fuertes medidas de seguridad, ya que como en su día informamos, Cospedal llevó a cabo obras para subir la altura del muro, construir una torreta de vigilancia, que ocupaban miembros de la Policía Nacional (desconocemos si continúa su presencia), aplicar medidas tecnológicas de seguridad y otras reformas de los exteriores e interiores de la nueva casa familiar.

“Por el cigarral de Cospedal pasaron todos menos Soraya Sáenz de Santamaría”, reconocen a nuestra redacción fuentes del PP castellano-manchego, al mismo tiempo que aseguran que de aquellos “años dorados ya no queda ni rastro”, ya que, por lo visto, ni siquiera Cospedal y su esposo se acercan por Toledo con la asiduidad que lo hacían antes de que la exministra de Defensa cayera en desgracia y tuviera que abandonar todos sus cargos políticos al ser señalada por el excomisario Villarejo.

No, “El Cigarral de la Ermita” ya no es lo que era. Ya no es el lugar donde se daban cita gran parte de las personas que gobernaban las altas instituciones. Hoy, la “casa-búnker” de Cospedal se parece más a aquellas mansiones decimonónicas que perdieron su esplendor a la misma velocidad que la sociedad cambiaba de idearios, formas y costumbres. “No me extrañaría que cerrara el cigarral”, concluyen nuestras fuentes.

Quién sabe, tal vez, Cospedal decida poner a la venta su cigarral, uno de los inmuebles con los precios más caros del parque inmobiliario toledano. De ser así, siempre tendrá su morbo para los nuevos ricos vivir en una mansión donde, entre otras cosas, se decidieron los designios de España.