"Hay coalición para rato" o "nos queda mucho por hacer". Estas han sido las palabras que han utilizado la ministra de Hacienda, Maria Jesús Montero, y el propio Pedro Sánchez para definir la situación del Gobierno hace tan solo tres semanas. En aquel momento, que ya se torna muy lejano a la luz de lo sucedido, la coyuntura no era para nada la que ha terminado evidenciando el Congreso de los diputados este martes a cuenta de la votación de la reforma de la ley del solo sí es sí planteada por el PSOE. Sin embargo, la guerra abierta entre los partidos que conforman el Ejecutivo, quienes se han esforzado en intentar desangrarse de forma pública con acusaciones cruzadas durante los últimos días, no es suficiente para romper la coalición y el sentir general en los socialistas y morados sigue siendo el mismo: el Gobierno sigue en pie.

El hervidero en el que se ha convertido la Cámara Baja este martes, en el marco de la votación del proyecto para modificar la Ley de Garantías de la Libertad Sexual que impulsó el ministerio de Igualdad que dirige Irene Montero, se ha extendido en el tiempo hasta este miércoles. Un día nada baladí, no solo porque el orden del día recoge en primer lugar la celebración de una sesión de control post manifestación del distanciamiento entre el PSOE y Unidas Podemos, sino porque coincide en tiempo y forma con la conmemoración del 8M en plena batalla campal entre los socios. De hecho, el debate ha discurrido con los intentos encarnecidos de las formaciones por situarse como adalides de la lucha feminista en contra de los "errores" y políticas "en beneficio de los violadores" del Gobierno que han esgrimido desde la bancada de la derecha. 

Una batalla campal

En medio de esta situación, este 8 de marzo la actitud de los partidos que agrutinan la coalición ha sido dispar. Mientras los socialistas han sacado pecho -aunque de forma tibia- por la aprobación de la toma en consideración de su texto y han dirigido sus embistes hacia la oposición, los morados han continuado con el tono duro contra su socio de gobierno. "Ayer el PSOE, de la mano del PP, llevó a cabo la primera involución en derechos de las mujeres en esta legislatura para volver al Código Penal de La Manada. Espero que rectifiquen. Es incomprensible que el PSOE no se haya querido ni sentar a buscar el acuerdo", ha sostenido en los pasillos del Senado la secretaria general de Unidas Podemos, Ione Belarra, en referencia al posicionamiento de los socialistas en la votación.

La reforma salió adelante a pesar del voto en contra de Podemos y con el "sí" del Partido Popular, entre otros, principal argumento de los morados para criticar que su socio "prefiera" a los populares antes que su apoyo al frente de la administración. La líder morada, además, ha vuelto a insistir en la necesidad de que "se respete el consentimiento" en la norma como centro neurálgico de actuación, otro de los escollos que han hecho saltar por los aires las negociaciones. El PSOE, sin embargo, niega que esta máxima esté en duda en su texto y apunta a las horquillas en las penas para los agresores sexuales y violadores como asunto fundamental de división entre ambos.

Por su parte, Andrea Fernández, la secretaria de igualdad del PSOE y encargada este martes de defender la propuesta, ha reconocido que el grupo parlamentario está muy satisfecho con que haya salido adelante la tramitación, a pesar de que el Congreso ha aprobado la toma en consideración de la reforma con el apoyo del PP. Con todo, la representante socialista ha manifestado que el partido está dispuesto a sentarse a la mesa para alcanzar un pacto con los morados así como que seguirán "trabajando para un acuerdo común", ha sostenido a las puertas de la Cámara Baja antes del pleno de este miércoles. Allí también ha respondido a las preguntas de los periodistas sobre la salud de la coalición y ha confiado en que aguante lo que queda de legislatura. 

La coalición sigue en pie

Y es que tanto un lado como el otro niega que esta situación, que se ha convertido ya en la mayor crisis que ha experimentado la coalición desde que se estableciera hace cuatro años, vaya a ser suficiente para romper el pacto de Gobierno. Este miércoles algunas voces han asegurado que la coalición goza de buena salud y que "por supuesto" va a sobrevivir a la reforma de la ley del solo sí es sí. Así lo han dicho algunas ministras socialistas, como la titular de Justicia, Pilar Llop, a la entrada de la sesión de control. Otras, sin embargo, han deslizado un ojalá o un esperemos ante la pregunta de si esta brecha -tal y como se ha definido la coyuntura derivada de la norma- va a suponer un problema. Pero todos rechazan acabar con el acuerdo, como ya ha hecho Sánchez hace semanas.

También la dirigente de Igualdad, Irene Montero, ha proclamado tras el choque que el Gobierno de coalición "no está en riesgo" sino que ha apuntado a "los derechos de las mujeres". Ha insistido en que su socio no ha querido "sentarse" con ellos ni con la mayoría del bloque de investidura para intentar firmar una iniciativa conjunta mientras ha terminando optando por "darse la mano" con el PP. "Esto es lo que hay que defender. No está en riesgo el gobierno coalición sino de las mujeres", ha sostenido durante su comparecencia en la Cámara Baja, evidenciando por un lado que no se está hablando de dar por finalizada la alianza aunque con nuevos palos contra los socialistas mediante.

Cabe extraer entonces que el acribillamiento público al que se han sometido mutuamente tanto en los medios de comunicación como desde la tribuna, y que ha continuado, no va a sentar un precedente en el seno de Moncloa, al menos que conlleve un divorcio a menos de nueve meses de la convocatoria de elecciones generales. De momento, ambas formaciones han puesto sobre la mesa de todos los españoles sus diferencias no solo en igualdad, como en qué medida tomar ante la subida de precios en la cesta de la compra o qué papel adoptar en la invasión de Ucrania, entre otros, pero ninguna como la sangría que ha supuesto para ambos la defensa de las mujeres y la igualdad con el sí o sí como base.