Los liberales europeos han advertido de forma reiterada a Ciudadanos de lo que supondría pactar con la extrema derecha. Tanto es así que Emmanuel Macron, presidente de la república francesa y antaño socio preferente de Rivera, rechazó de facto la política de pactos emprendida por los naranjas.

Sin embargo, y pese al continuo runrún que sacude a Cs con sus socios europeos, Rivera ha salido sonriente de su reunión este jueves, alardeando de que sus socios en la Eurocámara "han aplaudido" su estrategia de pactos con Vox.

Nada más lejos de la realidad. Según ha informado El País, fuentes diplomáticas francesas se han mostrado contrarias a las declaraciones del líder de Ciudadanos. "No confirmamos esta información que es inexacta", advierten. "No ha habido ninguna declaración pública ni privada en este sentido", sentencian.

Los críticos en el feudo de Rivera se reproducen como la espuma. En España son muchos los dirigentes que, de forma interna, piden autonomía respecto a la cúpula central, advierten de la derechización de su partido y cuestionan la gestión realizada por su líder. En la Eurocámara nada cambia, los liberales ponen sobre la navaja a los españoles y los medios internacionales (The Guardian y Le Monde Diplomatique) señalan que, pese al ocultismo que envuelve las negociaciones, los documentos evidencian que Vox se ha convertido en un socio necesario de los naranjas.

La estrategia de Albert Rivera -convertida en tónica habitual cuando el viento sopla en contra- es lucir la mejor de las sonrisas y negar la evidencia: “Intensa, productiva y muy agradable jornada de trabajo en Bruselas junto al gran equipo de los liberales europeos”, ha señalado el dirigente a través de su canal oficial de Twitter.

Pero, pese a esta supuesta tranquilidad, en Ciudadanos son conscientes de que una hipotética expulsión de su formación de Renovar Europa (el grupo europeo al que pertenecen) supondría una auténtica crisis. 

 

Fuentes del Parlamento Europeo explican a ElPlural.com que si les expulsan, quedarían relegados al papel de no inscritos, perderían poder negociador e incluso en materias legislativas habría votaciones en las que no formarían parte.

Más allá de eso, el sonrojo internacional supondría una auténtica hecatombe. Expulsión, palmadita en la espalda y cero excusas. Además, por pactar con Vox, condición que ellos mismos tratan de negar frente a los escritos con firmas comunes estampadas y las imágenes compartidas al grito de “Abascal, presidente”.