Pablo Casado tenía en el próximo fin de semana la esperanza de acabar con la fractura interna que azota al Partido Popular desde que asumió la presidencia de la organización. Un liderazgo al que arribó tras derrotar en las primarias a María Dolores de Cospedal y a Soraya Sáenz de Santamaría.

Precisamente las dos rivales de Pablo Casado en las primarias populares son una de las ausencias principales en ese remanso buenrollista que quería edificar Pablo Casado en su convención ideológica, donde consumará su giro a la derecha para recuperar los votos exiliados a Vox y, de paso, resucitar un aznarismo que muchos creían extinto.

Pero las fracturas internas siguen existiendo, sobre todo con los puntales de la etapa de Mariano Rajoy, que acudirá a su propio entierro político en el coincidirá precisamente con Aznar. Sin embargo, pese a que asistirán sendos enemigos íntimos, Casado se quedará sin su foto unificadora.

El ‘olvido’ de Casado

Quienes no asistirán son dos referencias del marianismo que ahora mismo no tiene cabida en el PP, a juicio de la cúpula y en contra del pensamiento de los principales barones, últimos reductos de la pretérita etapa popular. Se trata de Soraya Sáenz de Santamaría y María Dolores de Cospedal, según desvela El Español.

Cierto es que Soraya y Cospedal no ardían en deseos por emular a su ex jefe y cavar su propia tumba en el partido. Pero este anhelo de reencuentro tampoco lo comparte Pablo Casado, que ha decidido no invitarlas a un cónclave al que sí asistirá Esperanza Aguirre. Una ruptura con el pasado reciente mientras se abraza a una época más pretérita.