La mayoría de observadores coinciden: el PP se lleva la parte del león en el reparto de responsabilidades del futuro Gobierno andaluz, en coalición con Ciudadanos y el apoyo parlamentario de la extrema derecha, que no entra en el Ejecutivo pero sin cuyos votos PP y Cs no podrán sacar adelante su programa de gobierno.

El presidente será el popular Juanma Moreno, que este martes pronuncia su discurso de investidura en la Cámara y mañana obtendrá 59 votos –26 del PP, 21 de Cs y 12 de Vox– que lo conducirán en volandas al palacio de San Telmo, mientras que el vicepresidente será el dirigente naranja Juan Marín. Seis consejerías las dirigirá el PP y cinco Ciudadanos.

Marín: ¿papel o papelón?

Al igual que sucedió con el anterior experimento de coalición, entonces entre el PSOE e Izquierda Unida, tampoco ahora el vicepresidente se encargará de la coordinación interna del Gobierno ni presidirá los llamados consejillos, reuniones previas donde se ‘cocina la carta’ del Consejo de Gobierno.

No obstante, Juan Marín ha atesorado una valiosísima experiencia durante los tres años y medio que ha durado su pacto de legislatura con un zorro viejo en tales lides como PSOE. Ahora ese currículum le será de gran ayuda para que el potente foco que irradia siempre la Presidencia de la Junta no torne invisible la Vicepresidencia.

Sobre Marín planea el riesgo quedar convertido en un vicepresidente de madera, tipo norteamericano –¿alguien sabría decir su nombre sin consultar internet?–, pero tampoco el PP le ha permitido ser el 'Gaspar Zarrías' del Gobierno: un vicepresidente de hecho, con mando e influencia transversal en todo el Gobierno.

Aun así, Marín llevará los asuntos relacionados con la regeneración institucional y la corrupción, una tarea en la que le será posible tener brillo propio, si bien ha predicado tanto que no le será fácil dar todo el trigo prometido.

El reparto

En principio y a falta de conocer detalles de las competencias específicas de cada consejería, asuntos sensibles como la política informativa del Ejecutivo o la RTVA –que Vox no podrá cerrar como quería pero donde exige drásticos recortes– serán atribución del PP.

Además de la Vicepresidencia, Ciudadanos administrará las áreas de educación, universidad, formación, turismo, deportes, políticas sociales y de conciliación, administración y justicia y economía (autónomos, empresas y emprendedores).

El PP se queda con Salud, que siempre fue la joya de la corona de la Administración andaluza y la consejería que maneja más presupuesto, y con Hacienda, el departamento crucial en cualquier Gobierno. Además, el PP tendrá las competencias de obras públicas, vivienda, medio ambiente, territorio, industria, minas, agricultura, pesca, cultura y familia.

Está por determinar qué contenido tendrá esta última área, objeto de forcejeo entre Ciudadanos y Vox al exigir el partido ultra que haya una Consejería de Familia monográfica, no integrada en otros departamentos.

La Oficina del Portavoz

La Oficina del Portavoz del Gobierno seguirá en el área de Presidencia, en manos del PP. La integran varias decenas de periodistas –asignados a los servicios centrales y a las diferentes consejerías– de perfil profesional más que propiamente político y que en muchos casos llevan más de veinte años trabajando en la Junta, aunque técnicamente no son personal fijo de la Administración.

Junto a Canal Sur, es uno de los colectivos de la Junta donde existe más preocupación de que pueda haber despidos, aunque, llegado el caso, los derechos adquiridos podrían hacer muy elevadas las indemnizaciones a percibir por muchos de ellos.