El proyecto de presupuestos de 2019, aprobado por el Gobierno, tiene muy difícil la situación, a pesar de que Pedro Sánchez es capaz de conseguir casi lo imposible. Las descalificaciones que han recibido por parte del PP y de Ciudadanos son la muestra de que José María Aznar -el peor de los presidentes- ha conseguido tener dos alumnos aventajados.

Partido Popular y Ciudadanos a su estela insisten, de hecho, en que no se avance por el camino del bienestar que los españoles merecen. Lo importante para ellos es tratar de defenestrar a Sánchez para conseguir el sillón de mando.

Otras formaciones, por su parte, parecen que los árboles no les dejan ver el bosque y anteponen la situación judicial de los presos independentistas catalanes -de imposible resolución por parte del Gobierno, al menos por ahora- a mantener y avanzar en un camino que podría solucionar otras muchas cosas.

La decisión del presidente del Gobierno de aumentar la inversión pública en Cataluña hasta un 18 por ciento, según lo establecido por el Estatut que lleva años sin cumplirse, sólo ha obtenido las consabidas respuestas de los independentistas: “Queremos soluciones para los presos políticos,” que sólo los jueces pueden arbitrar, o bien, “necesitamos un gesto para avanzar en el camino hacia la autodeterminación.” Por ahora, nada más. Aunque no ignoran que un fracaso del actual Gobierno situaría a Cataluña contra la pared y se abriría la puerta a desenlaces que empiezan mal y acaban peor.

Partido Popular y Ciudadanos insisten en que no se avance por el camino del bienestar. 

La Moncloa ha comenzado una carrera contra reloj suficientes de los grupos parlamentarios y conseguir el visto bueno a un programa económico cuya intención es ir más allá de lo que marcan las cifras, y devolver a los ciudadanos condiciones sociales que hace años les fueron arrebatadas por el PP a su paso por la Moncloa.

Cuando la titular de Hacienda, María Jesús Montero, registre este lunes en el Congreso los Presupuestos Generales del Estado, aprobados el viernes pasado en el Consejo de Ministros, se iniciará el proceso que ha de desembocar en el debate y votación del proyecto presupuestario.  Las enmiendas a la totalidad se verán en un pleno a mediados de febrero y al final de la primera quincena de marzo se procederá a la votación final.

El pasado sábado, en Barcelona, Sánchez destacó que en estos escasos ocho meses al frente del país, los socialistas “han hecho más por los derechos y la igualdad de los españoles que el PP en siete años”.  Y no le faltó razón. Quedan, sin duda, muchos temas por recuperar, por avanzar, entre otros los alquileres sociales; asuntos que reclaman fuerzas políticas como Podemos para aportar su apoyo.

No sorprende que el PP y Ciudadanos tengan este proyecto económico del Gobierno como pieza a batir con balas de gran calibre ya que, como ha dicho con acierto la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, “estos presupuestos son el mejor antídoto contra Vox”. Sin olvidar que estos partidos de la derechona lo que quieren es un Ulster en Cataluña; un Estado de excepción permanente, “en palabras del secretario general del PSOE y ministro de Fomento, José Luis Ábalos.

El reto ha comenzado. El desenlace está próximo.