Cada vez que Mazón habla es una dosis de recuerdo de 'El Ventorro'. Eso podría ser, en frase resumida, el diagnóstico que sobre el aún presidente de la Generalitat Valenciana, hacen tirios, troyanos, pensionistas, semipensionistas, barones y genoveses del Partido Popular.

La ausencia de Mazón en el balcón del Ayuntamiento de Valencia el martes, durante la mascletá prefallera que inaugura su disparo continuado cada día hasta el 19 de marzo, es una imagen simbólica demoledora de que la sola presencia del president es una bomba de relojería. Mazón molesta a las autoridades invitadas, su cara produce rechazo popular y enerva al público. No puede ir a lugares públicos y su equipo le prepara visitas como en celdas de aislamiento, sin gente. Sufre su Guantánamo particular. Temen cada vez que habla y eso. en Génova 13. preocupa, y mucho. Su intervención en Madrid, donde no habló de reconstrucción, sino de cómo “reconstruirse” él con datos de su actuación –o de su no actuación- el día D de la Dana, terminó con el bochorno de los dirigentes nacionales. Cada vez que Mazón habla es una dosis de recuerdo de 'El Ventorro', piensan en el PP.

Ante esta situación que está llevando a los populares a hundirse en las encuestas y arriesgarse a perder una autonomía “sagrada” para el PP y necesaria y muy apetecible para el PSOE, Alberto Núñez Feijóo se ha puesto en “modo Rajoy” o del avestruz, metiendo la cabeza en el ala e intentando que el problema se pudra y “pase de él ese cáliz amargo”. También en otro término animalístico, podría el gallego estar en modo “mono de Gibraltar”, tapándose los ojos para no mirar. Pero ni una opción, ni la del avestruz, ni la otra, la del simio gibraltareño, le vale a Feijóo, salvo que quiera ser abrazado en esta hoguera valenciana.

Cada día, cada semana, cada vez que Mazón hable en una radio, abra un telediario o protagonice la portada de un periódico (de derechas incluso), se encontrará con un sapo de aquellos de los que hablaba Churchill de comerse todas las mañanas, pero un sapo indigesto hasta el extremo y que convertirá su escenario político en una “charca de ranas”, a las que aludía la ínclita y ahora proTrump, Esperanza Aguirre.

Ni con Mazón ni sin Mazón tienen los males del PP remedio

¿Qué hacer pues desde el mando de Génova? La verdad es que no lo saben. Dudan sobre qué decisión tomar en la Comunidad Valenciana, porque andan sin rumbo y también en símil animalístico, como “pollo sin cabeza”. En primer lugar, Mazón ya era enemigo de Feijóo antes de estos acontecimientos. Su chulería al firmar en horas su pacto con Vox sin consultar con su partido en Madrid, puso en un aprieto al gallego y, desde entonces andan mal avenidos. Es esa misma chulería la que le hace tener muy claro que no piensa dimitir.

A estoy hay que sumar que el PP valenciano tiene varias familias y la que lidera Mazón, con muchos cargos agradecidos en Valencia y el dominio total que tiene en el partido en Alicante, podría plantear una dura guerra con tres batallas provinciales de resultados inciertos, pero demoledores. Los de Mazón ya han advertido que, si es necesario, saldrán bien pertrechados al campo de batalla. Resistirá contra viento y marea y si hay que morir matando, lo hará. Las tropas que auparían a la alcaldesa María José Catalá, la preferida de Feijóo, temen esa guerra que podría ser sin cuartel y quemar a una regidora que no pinta mal en las encuestas y que se siente cómoda en el número uno de la Plaça De L'ajuntament. Tienen pavor, además, a que llegado ese caso, el presidente de la Generalidad, se queme a lo bonzo abrasando al resto de su partido en una especie de vendetta y anticipe las elecciones. “Antes que Catalá, mejor elecciones”, dicen en el Gobierno valenciano. 

La vuelta “rejuvenecida” y con ganas de Camps

Y luego está el “rejuvenecimiento” político y la “rentrée” de Paco Camps. Un Camps rehabilitado judicialmente y que se está reivindicando día a día, sin disimulos y con asistencia de su vieja guardia y de militantes a cientos que fueron cargos públicos y luego fueron defenestrados en actos en Valencia, Castellón y Alicante, más otros previstos, con motivo de la presentación de su libro 'Reenfocando España'.

Aunque oficialmente se presentan como actos literarios, estos eventos han derivado en auténticas reuniones políticas, funcionando como un espacio de reencuentro para antiguos aliados. Fuentes cercanas señalan que muchos de los asistentes son militantes desencantados con la actual dirección del partido y con el presidente Carlos Mazón y la inacción de Feijóo.

Por tanto nos encontramos con un Paco Camps decepcionado con Mazón y con Feijóo por la estrategia distinta, pero nefasta, de ambos en este momento tan grave para el PP. Además el ex president no olvida que tras las decisiones judiciales a su favor, ni uno, ni otro, le han llamado para darle la enhorabuena. Es decir, Camps, es enemigo del líder regional y del nacional del PP y, obviamente, rechaza la apuesta in mente de Génova por la alcaldesa de Valencia, así como que Mazón continúe.

Teléfono rojo Mazón-Abascal. Lo que ocurra se decidirá en la calle Bambú

Y como muy importante está la íntima relación de Mazón con Abascal con el que tiene hilo directo. Por el contrario, las relaciones de Vox con Feijóo, no pasan por el mejor momento. En la calle Bambú saben, y comprueban a diario, que a medida que la crisis del PP se agudiza y Mazón se quema a fuego lento, los ultraderechistas suben en las encuestas. Por tanto ¿van a posibilitar el cambio en la Presidencia valenciana quitando a un achicharrado que le da votos por alguien que aporte savia nueva y esté desvinculado de la pésima gestión de la DANA? Con total seguridad, no; es más, serán el principal soporte de Mazón. No podemos olvidar que de Santiago Abascal, se quiera o no, depende articular un cambio en la presidencia.

Por último, la creación de una Gestora del partido en Valencia, algo que algunos dirigentes del PP y barones como Ayuso o Moreno Bonilla susurran al oído de Feijóo, sería un arma de destrucción masiva. Se entendería por las huestes mazonianas como la señal de bandera alzada, como inicio de la guerra. Mazón, y un aprovechado Camps, harían sonar la corneta para la batalla en campo abierto, al que deberían salir los soldados de Feijóo. La sangre derramada hundiría más, si cabe, a un PP en deriva descendente en Valencia.

Concluyendo, aunque Mazón sea una dosis de recuerdo de 'El Ventorro', Ni con Mazón ni sin Mazón tienen los males del PP remedio en Valencia: 

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