Hablando en plata, Pablo Casado está más solo que la una. Como si de una detonación por fascículos se tratara, desde el lunes se han sucedido varias dimisiones en forma de puñaladas que han reducido el número de apoyos del aún presidente del Partido Popular a tres: su fiel escudero Teodoro García Egea; la vicesecretaria de Organización y número tres, Ana Beltrán; y su secretario de Comunicación y amigo, Pablo Montesinos. El resto de fichas de dominó han ido cayendo una tras otra. Varios integrantes de su guardia pretoriana comenzaron a darle la espalda durante la reunión del comité de dirección nacional de este lunes; coincidiendo en tiempo con la rebelión de los barones comandados por Isabel Díaz Ayuso, Alberto Núñez Feijóo y Juanma Moreno Bonilla. A cuentagotas, se han ido sumando a lo largo de la mañana de este martes el ya exportavoz, José Luis Marrtínez-Almeida, la dirección del Grupo Parlamentario Popular, varias dimisiones de perfiles afines como Ana Vázques Blanco y los territorios casadistas: Murcia y Valencia.

Terminaríamos antes contando los apoyos que conserva Casado, pues se reducen a los antecitados. El resto, como si olieran la sal del mar en el que está a punto de hundirse el barco, han huido despavoridos. Este miércoles, el líder del PP se verá las caras con los barones autonómicos y se espera que todos a excepción de uno, es decir, 16 de 17, pidan su dimisión. Juanma Moreno (Andalucía), Feijóo (Galicia), Ayuso (aunque no asistirá pues no ha sido convocada por no presidir el PP madrileño), Alfonso Fernández Mañueco (Castilla y León), Teresa Mallada (Asturias), Alejandro Fernández (Cataluña), Paco Núñez (Castilla- La Mancha), José Antonio Monago (Extremadura), Carlos Iturgáiz (País Vasco), María José Sáenz (Cantabria), Ignacio Ceniceros (La Rioja), Manuel Domínguez (Canarias) e incluso Carlos Mazón (Comunidad Valenciana) y López Miras (Murcia). Estos dos han sido los últimos en sumarse. Sorprende, puesto que ambos eran parroquianos casadistas. La única que defenderá a Casado será Beltrán, líder de los navarros. 

El primero en dimitir este martes ha sido Almeida, quien ha esgrimido que deja la portavoces nacional para dedicarse en cuerpo y alma a sus labores de alcalde de Madrid. Según ha explicado, "es una decisión que habíamos hablado en los últimos meses” y, caprichos del destino, se ha concretado ahora.

Almeida ha seguido los pasos de otros fieles que comenzaron a andar en dirección contraria a Génova. Elvira Rodríguez, Ana Pastor, Andrea Levy, Cuca Gamarra, Belén Hoyos y Jaime de Olano, entre otros, pidieron a Casado la convocatoria de un Congreso Extraordinario y la cabeza de Egea. Lo mismo el Grupo Parlamentario en el Congreso, que ha remitido una carta a Casado urgiéndole a cesar al secretario general y dar paso a una nueva cúpula. “Los acontecimientos de los últimos días han conducido a nuestro partido a una situación de extrema gravedad que exige una respuesta eficaz inmediata”, han subrayado. Guillermo Mariscal, Pablo Hispán, Carlos Rojas, Adolfo Suárez Illana, Ignacio Echániz, Sandra Moneo y Mario Garcés son los firmantes de un comunicado que no ha rubricado la portavoz parlamentaria, Gamarra, pero que según ha podido saber este periódico comparte cada coma.

Los diputados están muy preocupados por la imagen que pueda proyectar el partido durante la sesión de control al Gobierno de este miércoles, que no será sino un auténtico calvario para Casado. Y habrá que ser si no será también una travesía en el desierto para él, pues Egea ha declinado hacer su pregunta de rigor y será sustituido por Diego Movellán.

Casado está anímicamente hundido. No es para menos. Incluso López Miras, que fue uno de los pocos barones que le expresó su respaldo hace unos días, ha cambiado de bando: "La situación es insostenible, hay que tomar decisiones de manera urgente, y yo solicito que se celebre un congreso extraordinario”.

Por su parte, Feijóo, quien parece el llamado a sustituirle, ha sostenido que “así no podemos seguir” y la solución pasa por “darle la voz al partido” para que sus bases y sus cargos orgánicos decidan el futuro del mismo.

Y qué decir de Ayuso y Cayetana Álvarez de Toledo.