"Me duele el 11 de Septiembre, no por las torres gemelas, sino por el derrocamiento de Allende". Esta frase está sacada de la canción de Los Chikos del Maíz, A D10s le pido, y entraña un hecho olvidado por el gran público. Los aviones contra Manhattan no son el único evento histórico acontecido en tan marcada fecha. El 11 de septiembre de 1973, el presidente legítimo de Chile, Salvador Allende, se quitó la vida de un disparo en el Palacio de La Moneda antes de caer en las manos de las fuerzas militares de Augusto Pinochet.

El 11-S de 2001 murió el mundo tal y como conocíamos y el de 1973 lo hizo la democracia. Por esa vía, la democrática, Allende trató de instaurar el socialismo en su país. Murió el hombre pero no la idea. Ni el ejemplo. Su figura se convirtió en un referente para la política progresista posterior. Un mártir cuyo ejemplo inspiró al mundo: "El proceso social no va a desaparecer porque desaparece un dirigente. Podrá demorarse, podrá prolongarse, pero a la postre no podrá detenerse. Quiero decirles que tengan fe, la historia no se detiene ni con la represión ni con el crimen; ésta es una etapa, será superada; éste es un momento duro y difícil, es posible que nos aplasten, pero el mañana será del pueblo, será de los trabajadores; la Humanidad avanza para conquista de una vida mejor", expresó en su último discurso.

En una España en la que el discurso de odio encarnado por Vox tiene cada vez más fuerza, ya instalado en las institucuiones de la mano de un PP desacomplejado en sus alianzas, el ejemplo de Allende es completamente necesario. Y para que cale su mensaje es necesario que los grandes medios y los partidos de izquierdas hagan lo necesario para que no se olvide que todo 11 de septiembre, además de rendir homenaje a las víctimas del atentado talibán, es obligatorio para todo progresista recordar a Allende. Su historia no debe caer en el olvido.

Cada acto de odio perpetrado por Vox, combatirlo con Allende. Con políticas de izquierda, seducción, inteligencia y contundencia. Y siempre, por la vía de la paz: "Superarán otros hombres este momento gris y amargo donde la traición pretende imponerse. Sigan ustedes sabiendo, que mucho más temprano que tarde, de nuevo abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre para construir una sociedad mejor". La ultraderecha tendrá su momento en España. Será doloroso pero tendrá su fin. Quien será eterno es el hombre libre español.

Salvador Allende, icono internacional

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha querido acordarse de Salvador Allende el día que se cumplen 50 años de su muerte. "Hace 50 años la democracia chilena fue víctima de un ataque brutal que estremeció al mundo. Aquel golpe bárbaro no solo quebró el orden constitucional y derribó un gobierno legítimo nacido de las urnas, sino que también fue antesala de un tiempo sombrío para los Derechos Humanos y las libertades en Chile", ha recordado el líder del Ejecutivo.

Pedro Sánchez no se ha quedado ahí, mandando un afectuoso saludo al pueblo chileno como sociedad que debe valorar su democracia, al igual que España, después de que le fuese arrebatada. "España y Chile defienden hoy la democracia desde la experiencia compartida que supone perderla y reconquistarla. Y juntos contamos al mundo un relato de éxito, el del tránsito a una democracia plena y el compromiso absoluto con la defensa de los Derechos Humanos", ha manifestado Sánchez en un vídeo compartido por su homólogo chileno, Gabriel Boric.

Acto de homenaje

Miles de personas -incluido el presidente Boric- han participado un año más en la tradicional Romería, una marcha en recuerdo de las víctimas del golpe de Estado y su posterior dictadura. 

"Era un demócrata intachable, un luchador social y un referente para quienes creemos en un Chile mejor", ha manifestado Boric antes del comienzo de este recorrido por Santiago de Chile. "Le rendimos homenaje porque su muerte fue en defensa de la democracia y del Estado de derecho", proseguía el mandatario.