Un día después del 12 de octubre, la Hispanidad, esa fiesta nacional en la que la derecha y la ultraderecha se vanaglorian del pasado mientras se golpean el pecho con la bandera de España gritando al unísono “yo soy español”, el Congreso albergaba uno de los debates más importantes para el futuro del país. Con el plan de contingencia con el que Moncloa pretende amortiguar el alza de precios energéticos ya aprobado en Consejo de Ministros y unos Presupuestos siguiendo el proceso parlamentario habitual, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha comparecido ante la Cámara para dar cuenta de ello, con especial atención a la situación energética y la amenaza nuclear de Putin. Ha aprovechado para anunciar un nuevo paquete dotado con 3.000 millones para extender la protección al 40% de los hogares españoles. En definitiva, era una jornada de suma importancia para ese país que los patriotas dicen defender, pues se abordaban las herramientas con las que contaremos para afrontar el duro invierno que se prevé. El Gobierno de coalición ha hecho su parte: el jefe del Ejecutivo ha expuesto su plan y sus socios han presionado para arrancar compromisos. Guste más o menos, han hecho su trabajo. Quien no lo ha hecho ha sido la oposición, que una vez más, evidencia que no está a la altura, con una derecha empeñada en demostrar que no atesora un plan alternativo sólido y una ultraderecha abonada a las memeces.

Las manecillas del reloj apuntaban las nueve de la mañana y ya había cesado la sirena que avisa a los diputados del inicio de la sesión plenaria para que ocupen sus butacas. Sánchez se levanta, sube los escalones de la tribuna de oradores y arranca su intervención. Para sorpresa de algunos -no de todos-, los 52 de Vox no estaban presentes. Y digo que muchos no se han extrañado porque no es la primera vez que se saltan plenos o que Santiago Abascal, el autodenominado líder de la España que madruga, llega tarde. Lo único que realmente desconcertaba era que, esta vez, todos parecían haberse coordinado. ¿Resaca del 12 octubre? No. Revancha.

Los de Abascal querían pagar con la misma moneda los segundos que Sánchez hizo esperar al rey Felipe VI en el acto del día anterior. El presidente explicó que siguió escrupulosamente las instrucciones que le dieron y fue un error de organización, pese a lo cual, la derecha y la ultraderecha se le lanzaron al cuello. Vox denunció que fue una falta de respeto hacia la Corona. ¿Y cuál ha sido su respuesta? Faltar al respeto a otra institución del Estado, a la Presidencia del Gobierno, interrumpiendo la intervención del jefe del Ejecutivo desfilando por el hemiciclo en grupo. Sánchez se calló y el silencio se quebró con los andares de los 52 de Vox y el murmullo generalizado por la escenita que habían montado. Una performance ridícula ante la que Sánchez ha reaccionado con sorna y aplomo. Sonriendo, ha dado un trago al vaso de agua, se ha animado a darles los buenos días y ha aguardado pacientemente a que se sentarán tranquilamente en su bancada. Ha optado por no dignificar el gesto con palabras. En cuanto el último de ellos ha atravesado el hemiciclo, ha recuperado la palabra y anunciado cuatro nuevas medidas para proteger a las familias más vulnerables. Así, mientras unos denuncian una supuesta falta de respeto protagonizando la suya propia, otros han expuesto sus propuestas: refuerzo del bono social eléctrico y del térmico, creación de una nueva categoría de consumidores eléctricos que dispondrán de un 40% de descuento para hogares con ingresos bajos y tarifas reguladas para las comunidades de vecinos con calefacción central. Todas ellas engrasarán el ya aprobado plan de contingencia que afectará, según los cálculos del Gobierno, al 40% de los hogares españoles.

Sánchez se calló y el silencio se quebró con los andares de los 52 de Vox y el murmullo generalizado por la escenita que habían montado. Una performance ridícula ante la que Sánchez ha reaccionado con sorna.

Los patriotas que han llegado tarde premeditadamente han podido escuchar estas propuestas, pero para qué comentarlas. Ya habían montado su particular sketch para publicitarlo en redes sociales. Sus compañeros de espectro ideológico, el PP, tampoco ha tenido a bien valorarlas. Durante su turno, la portavoz parlamentaria y secretaria general popular, Cuca Gamarra, se ha esforzado en defender al diputado Alberto Casero, evidenciando una preocupante falta de alternativa energética sólida que ya demostró Alberto Núñez Feijóo en su primer cara a cara con Sánchez en el Senado. “¿Qué hace un diputado aún en su grupo para el cual el Tribunal Supremo ha pedido un suplicatorio?”, ha preguntado el presidente fijando su mirada en Gamarra, quien a la postre, respondería con los ERE de Andalucía: “Quien tiene condenados a dos presidentes del PSOE por el mayor caso de corrupción de la historia de la democracia no está para dar lecciones”.

Y así, un debate tan importante y que tendrá su reflejo en el día a día de la ciudadanía se ha convertido en una sesión más. Una jornada tan vacía que el presidente ha anunciado cuatro propuestas para complementar el plan energético y nadie se ha referido a las mismas. Igual una breve alusión es pedir la luna para aquellos que dedican su tiempo a maquinar performances.

Igual una breve alusión es pedir la luna para aquellos que dedican su tiempo a maquinar performances