Mariano Rajoy tiene un problema, y gordo, con María Dolores de Cospedal, que nada más tomar posesión como ministra de Defensa le recordó en los pasillos a los periodistas su deseo de continuar en la secretaría general del PP más allá del congreso que los conservadores celebrarán presumiblemente en febrero del próximo año. La ministra sacudió los cimientos de Génova al mostrarse dispuesta a  “pasar de secretaria general a generala secretaria, emulando en su día a Paco Cascos, que llegó a compatibilizar durante tres largos años el número dos del partido con la vicepresidencia del Gobierno liderado por Aznar, lo que le valió el mencionado apelativo”, reconocen a ELPLURAL.COM fuentes del Partido Popular, que subrayan el malestar que hay en la formación de la gaviota tras los deseos expresados por Cospedal para continuar al frente del partido. “Habrá que sacarla de la séptima planta con agua hirviendo”, ironizan.

Secretaria de fines de semana

“Parece que he inventado yo la palabra ‘en diferido’, y no es así”. Declaraciones realizadas en varias ocasiones por Cospedal cuando le recuerdan su apoteósica intervención para justificar el despido de Luis Bárcenas, que ha entrado ya a formar parte de los anales periodísticos de la sinrazón. Tal vez no fuera su inventora, pero sí quien puso de rabiosa actualidad este término que ahora, años después, pretende aplicar a su estatus político; o lo que es lo mismo, Cospedal quiere ser secretaria general en diferido durante los fines de semana, y comandante en jefe de las Fuerzas Armadas de lunes a viernes. ¿Puede una ministra de Defensa compatibilizar los intereses nacionales con los intereses partidistas? Es la pregunta que a estas horas se hacen en el PP, donde la mayoría de sus líderes tienen claro que Cospedal o “es una cosa o es otra, pero es imposible compatibilizar ambos cargos”, sentencian las mismas fuentes.

Los antecedentes la desmienten

Los críticos de Cospedal, que a decir verdad son la inmensa mayoría del PP, salvo el “clan de los toledanos”, no entienden la empecinada decisión de la ministra de mantenerse en la secretaría general, asegurando que el enfrentamiento por el poder que puja con Soraya Sáenz de Santamaría “no puede ser moneda de cambio, ni cuotas, ni cesiones para contentar a ambas”, aseguran a esta redacción las fuentes “populares”, que nos remiten a los secretarios generales anteriores a Cospedal, “que tuvieron que abandonar sus cargos en el Gobierno de Aznar cuando fueron nombrados secretarios generales del PP”, concretan, para seguidamente exceptuar la situación de Francisco Álvarez Cascos: “salvo Paco Cascos, que se mantuvo como número dos del partido y del gobierno de Aznar hasta que fue nombrado ministro de Fomento, ningún secretario general ha compatibilizado cargos en el gobierno y en el partido”.

Rajoy y Acebes, dedicación exclusiva

Y es cierto, porque Javier Arenas, el único secretario general del PP que se mantuvo unos meses como vicepresidente segundo del Gobierno de José María Aznar y número dos del partido, el resto de los secretarios, incluido el mismísimo Mariano Rajoy, dejaron sus cargos gubernamentales por considerar incompatibles ambas responsabilidades. Así, Rajoy se hizo cargo de la secretaría general del PP una vez que abandonó la vicepresidencia del Ejecutivo “popular”, en 2003. Un tanto de lo mismo sucedió con Ángel Acebes, antecesor de María Dolores de Cospedal, que dejó el Ministerio de Interior en 2004 para llevar las riendas del partido hasta julio de 2008, cuando en el congreso organizado por la banda Gürtel en Valencia le pasó el testigo a la hoy todavía secretaria general.

“Cospedal devalúa el ministerio”

Es sabido que la secretaría de un partido es una pieza codiciada, sobre todo si se pretende estar en la parrilla de salida de la carrera sucesoria, pero de ahí a los deseos de Cospedal hay una línea roja que para el PSOE no se debe cruzar, según declaraciones de la portavoz de los socialistas castellano-manchegos, Cristina Maestre, quien dice que nadie puede entender que Cospedal ejerza unos días un cargo de marcado carácter institucional y otros de “fontanera intentando tapar muchos asuntos de un partido que está acosado por casos de corrupción” y piensa que Cospedal “va a devaluar el Ministerio de Defensa”. Para Maestre, el nuevo Ejecutivo “es oscuro, continuista, que parece va a seguir centrado en los recortes y en los retrocesos de los derechos de los ciudadanos” y augura que la clara animadversión que mantienen Cospedal y Sáez de Santamaría puede provocar “que en el Consejo de Ministros vuelen los cuchillos”, concluye.