Lo contaba ya El Plural en el año 2016, aunque los ecos se han recrudecido en las vísperas de conocerse la sentencia del caso Gürtel. El cambio de actitud de Luis Bárcenas, que había pasado de atacar al Partido Popular a defender a la formación de la que fue tesorero y a Mariano Rajoy, se basaba en que su mujer, Rosalía Iglesias, no entrara en prisión. Pero la sentencia es demoledora y a su esposa le han caído 15 años de prisión.

Era evidente que el tren de vida de Bárcenas no le llevaba a negociar por dinero y todos sus esfuerzos se centraban en evitar el posible ingreso de su esposa en prisión, lo que acaba de quedar desbancado por la sentencia de la primera época de Gürtel. De hecho, en las últimas horas ya se había filtrado que las esperanzas de Bárcenas pasan ahora por entrar él en prisión y que su mujer postergue el ingreso hasta que llegue una ratificación del Tribunal Supremo, al estilo de lo que ocurrió con los cabecillas de la trama respecto a la condena de Fitur o con Iñaki Urdangarin.

A Bárcenas dinero no le falta, a la vista de las minutas elevadas que paga a sus abogados y a las defensas que llevaban su caso tanto en España como en Suiza. Por lo que fuentes judiciales siempre apuntaron a que los movimientos del extesorero buscaban evitar la cárcel de su mujer incluso en el caso de ser condenada.

Hace unos meses, El Confidencial ya avisaba de que en el PP había un miedo creciente a que Bárcenas tirase de la manta si su mujer no se libraba de la cárcel: “Bárcenas ha esperado en todo este tiempo una solución judicial para su esposa Rosalía, su verdadero punto débil. Una solución que a la vista del escrito de la Fiscalía no ha llegado ni va a llegar”. Se referían a la petición de penas de la Fiscalía Anticorrupción que solo rebajó la pena de cárcel para Iglesias de 24 años y un mes a 23 años y un mes.