En los pasillos judiciales hay un convencimiento creciente: Luis Bárcenas está negociando. Y entre quienes están involucrados en los asuntos del extesorero del PP, dos argumentos aceptados de manera casi unánime: no resulta creíble que se haya retirado de este caso por razones económicas, es el primero; el otro, que está buscando, de manera de nuevo desesperada, como hizo en el arranque de toda la historia, llegar a acuerdos para evitar el posible ingreso de su esposa, Rosalía Iglesias, en prisión por las acusaciones que pesan sobre ella.

A Bárcenas no le falta dinero

Sobre el primer argumento, en los medios judiciales involucrados en el caso se recuerda que Luis Bárcenas, sin ir más lejos, sigue pagando minutas mucho más costosas. Desde luego, a sus abogados en las diferentes derivadas de la trama Gürtel, incluida la llamada pieza de la caja B.

Pero aún más costoso y decisivo, Bárcenas paga religiosamente a los defensores que en España y Suiza llevan el pleito que más le importa en estos momentos al extesorero popular, la vista que se lleva en Suiza. En este caso, Bárcenas y muchos de los otros implicados buscan convencer a las autoridades suizas de que se niegue la colaboración imprescindible de la justicia helvética y que se impida el uso de la información y los documentos sobre las cuentas y los movimientos que tienen estos personajes en aquel país.

Por la defensa de su mujer

Bárcenas tiene dinero. Y mucho. Ese es el convencimiento de los implicados en el caso ¿Qué hay entonces? Como decimos, medios judiciales y acusaciones implicadas se muestran convencidas de que en el abanico de movimientos y negociaciones en las que está involucrado el extesorero, pesa enormemente el futuro de su mujer. Más exactamente asegurarle a su esposa que, incluso si se sufriera una condena, en ningún caso sería tan importante como para conllevar su ingreso en prisión.

Es cierto que en esos mismos medios recuerdan que “una vez lanzada la piedra, ya no puede volver a la mano que la tiró”, es decir que el proceso ya en marcha es imparable, pero también coinciden en que la retirada del principal implicado debilita fuertemente las acusaciones. Tanto como reconocen la rareza que significa en el mundo judicial que quien ha planteado una demanda y se encuentra con la aceptación del juez a sus argumentos, se retire justo al ir a comenzar el proceso. Sólo cuando se llega a acuerdos extrajudiciales se producen esas situaciones, nos recuerdan.