Ciudadanos le está comiendo el terreno al Partido Popular en las encuestas, pero el electorado no es lo único que Albert Rivera está robando a Mariano Rajoy. A la problemática electoral se le añade una arista más, la orgánica.  Dirigentes del PP se empiezan a fugar con cierta asiduidad a las filas naranjas. El punto focal de este flujo se encuentra en Extremadura, donde entre las filas naranjas se suceden las luchas por controlar el partido entre los tránsfugas.

El portavoz regional de Ciudadanos, Cayetano Polo, acumula ya tres cargos después de que su otrora fiel compañero, Francisco Piñero, dimitiera como coordinador del partido en Cáceres. Piñero recaló en las filas naranjas después de tres décadas en el PP. Entre ambos impulsaron la formación y se lanzaron a crear nuevas agrupaciones. Ahora, Piñero acusa de “traición personal” a Polo.

En su carta de despedida, Piñero asegura que “algunos políticos tienen una catadura moral difícil de asumir”, unas palabras incisivas y que denotan problemas internos. Con su marcha, Polo acumula ya tres portavocías: la del partido, la del ayuntamiento y la de la diputación de Cáceres.

Polo ha tratado de quitar hierro al asunto y ha asegurado que no ha mantenido “desavenencias” de ningún tipo con Piñero: “Paco presentó su dimisión el viernes alegando motivos personales y el partido lo respeta”.

De esta manera, Polo adquiere gran poder en el partido, y su impulso coincide con el de María Victoria Domínguez, una diputada regional que también está adquiriendo gran peso después de que el Tribunal Superior de Justicia de Extremadura finalmente no la sentara en el banquillo por una causa de viviendas ilegales cuando era concejala de Urbanismo.

Pero estas luchas de poder son tan solo una parte de la ecuación de un partido revuelto. Mientras miembros del partido pugnan por hacerse con el control a nivel regional, las fugas del PP son una constante. El último tránsfuga fue Fernando Baselga Laucerica, quien ya es el nuevo secretario de Organización de Ciudadanos en la provincia de Badajoz. La elección no deja de tener cierta ironía ya que, además de ser un ex alto cargo en el PP de la región, es hermano gemelo de Óscar Baselga, quien fuera delegado del Gobierno en Extremadura.

Antes de Fernando Baselga, el que fuera presidenta de la junta local del PP y predecesor de Elena Nevado en la dirección del partido en Cáceres, José Antonio Villa, anunció que cambiaba su elástica azul por la naranja. Villa justificó que “considero que el PP ha perdido la línea ideológica y ya no me siento identificado con el partido”. También se ha marchado Lázaro García, concejal que estuvo en el Ayuntamiento de Cáceres con José María Saponi (alcalde desde 1995 hasta el 2007).

Sus fugas se suceden a las de Javier Casado y Luis Fernando Gallego, quien también fue concejal con Saponi.

A todos ellos podría sumarse un nuevo rostro, el de Jerónima Sayagués, exsubdelegada del Gobierno. Francisco Piñero, coordinador local de Ciudadanos en Cáceres, ha confirmado que “estamos en conversaciones”, aunque aún no hay nada cerrado.